XExl funeral de Estado del miércoles pasado, debe de cerrar la lógica conmoción de los atentados de Madrid, ello no implica ni alejamiento ni pérdida de dolor, ambos perdurarán mucho tiempo en el corazón de los ciudadanos, pero el instinto de conservación que una sociedad sana debe tener, si obliga a iniciar un proceso rápido hacia la normalidad, máxime cuando muchos de los problemas a los que hay que hacer frente, no admiten dilaciones ni demoras para su resolución.

Mas allá de las fechas y oficialidades que la normativa impone, para ser designado jefe de Gobierno y constituir el mismo, Zapatero ha comenzado a moverse con rapidez y soltura, propiciando encuentros con presidentes y jefes de gobierno, transformadas en conversaciones de urgencia, que están muy por encima del obligado protocolo.

El nuevo Gobierno sigue tejiéndose, aunque todo apunta a una ruptura de moldes tradicionales. A la estructura del mismo se le ha concedido la máxima importancia y prueba de ello es la creación específica de una comisión de diez personalidades para estudiarla. Son ya muchos los nombres que suenan, con algunos poco confirmados por la cúpula socialista. El que Teresa de la Vega sea la vicepresidenta primera del gobierno, es algo más que un guiño para la población femenina, de igual manera que la vicepresidencia segunda en manos de Solbes es una garantía de normalidad para el mundo económico.

Si la psicología humana es una ciencia con aspectos aún muy controvertidos, del comportamiento de las sociedades sabemos mucho menos. Pero el hecho es, que con el nuevo triunfo socialista ha estallado súbitamente la esperanza. Son momentos especiales en los que por razones desconocidas explotan los anhelos por un mundo distinto y mejor. El triunfo de Zapatero, recuerda a este respecto, la victoria de Kennedy en 1960 o la de Felipe González del 83. Percibido el momento por Zapatero, resulta lógico que le obsesione no fracasar, El mejor camino para no hacerlo, es que siendo obligado el pragmatismo en la acción política, sean los valores éticos los que decidan las últimas razones de su ejecutoria.

Si las interinidades son siempre malas, en las circunstancias actuales aún son peores. Somos un país que ha consolidado un razonable estado de bienestar, basado en gran parte en el desarrollo de los servicios. Los atentados de Madrid, independientemente del horror, pueden dar una imagen de inseguridad que daña nuestros vitales intereses turísticos. Si a esto añadimos que el precio del barril de petróleo supera los treinta dólares, habrá que convenir que urge que Solbes se ponga a trabajar.

En el PP se barruntan también, si no aires nuevos, al menos cambio de responsables, cambios que por otro lado son significativos. De los antiguos dirigentes populares que configuraban la cúpula política del PP tan sólo sobrevive Rajoy, . A Arenas lo retiran para Andalucía, su sustituto el joven Acebes, no ha dado hasta ahora, excesivas muestras de centrismo, única bandera que les puede permitir recuperar el poder. El nombramiento de Zaplana como portavoz entra en la lógica, es un político sólido con suficiente experiencia. A Mayor Oreja, al parecer, lo mandan a Europa. Es aún muy pronto para saber si estos cambios son indicativos de que el PP ha asumido su derrota con naturalidad, como sería lo deseable.

En todo caso clase política debiera siempre tener presente, que en política nunca se es, tan solo se está.

*Ingeniero