La estética adoptada por autoridades o personas famosas no son asuntos que formen parte de mis preocupaciones, curiosidades o desvelos, pero hay noticias que, debido a su repercusión en los medios de comunicación, es improbable que pasen desapercibidas. Aunque, lo realmente llamativo no es la banalidad de su contenido, sino la incongruencia mostrada por muchos de sus autores o mensajeros.

Es posible leer o escuchar comentarios críticos o malintencionados sobre, por ejemplo, la calidad o marca de la ropa utilizada por la princesa de Asturias, así como si ha repetido vestido en dos eventos distintos, y a continuación, las mismas voces pueden portar el disfraz de la sensibilidad medioambiental para realizar llamamientos a la sencillez, austeridad y al consumo responsable y moderado. ¿Será una cuestión de desfachatez o de desconcierto?

Alejandro Prieto **

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