Cuando parecía que España era un país moderno, que había dado muestras de ello aceptando de buen grado a una divorciada como futura reina (todos tenemos los mismos derechos) y la separación de una infanta, algo normal en el siglo XXI, volvemos a la época de las cavernas: el hecho de que la ministra de Defensa Carme Chacón haya osado vestir con un traje tipo esmoquin con pantalón, durante la festividad de la Pascua Militar, parece que es anatema para los leguleyos. ¿Se han parado a pensar que ese protocolo que impone a las mujeres llevar falda larga está hecho en los tiempos de las mujeres florero , que su única misión consistía en acompañar al marido, que era el importante? Entonces no se les pasaba por la cabeza a sus redactores que una mujer llegara a ser ministra de Defensa. No importa si tenía permiso de la Casa Real para ir vestida con una prenda masculina, si desempeña con eficacia y dignidad su cometido, que haya logrado la modernización de las Fuerzas Armadas, la cooperación en la lucha contra el terrorismo internacional y la piratería en el Océano Indico, aunque conlleve mayor presencia de tropas españolas en Afganistán para luchar contra los talibanes, ya que formamos parte de Europa y no podemos desentendernos de los asuntos internacionales. Parece que lo único que importa es que ha contravenido las reglas del protocolo. Un protocolo que fue instaurado nada menos que por Carlos III allá por el siglo XVIII. ¿Es que no puede vestir con pantalón en lugar de falda en estos tiempos, en un acto oficial? ¿Se imaginan que esto mismo se lo reprocharan a Hillary Clinton ? Seguro que nunca ocurrirá.

¿No será que lo que se deben cambiar son ciertas reglas del protocolo que están desfasadas, donde el hombre debe llevar pantalones y la mujer falda, y ciertas leyes como el predominio del hombre sobre la mujer en el derecho al trono, por ejemplo? No vaya a ser que nos fijemos en la paja en el ojo de la ministra y no veamos la viga protocolaria carcomida y anticuada, aún en vigor.