Escritor

Gran parte de las noticias que nos llegan desfiguran la realidad. Días pasados, la necrológica que la agencia EFE daba de un fallecido era falsa o al menos desfiguraba la realidad. Me refiero a alguien que casi nada dirá a los lectores de diarios que no estén avisados. De Mario Antolín, fallecido días atrás, se decía escuetamente: "crítico de arte". Menudo arte la del crítico, y cómo se puede desfigurar a una trayectoria y cómo se desfiguran. Se trata de Mario Antolín, que fue durante la etapa de Carrero Blanco jefe de la censura en el Ministerio de Información y Turismo. Durante esa etapa, la más dura de los estertores del franquismo, el secretario general técnico de ese ministerio era Sabino Fernández Campo. Este es un país en el que el más tonto hace un ovillo, o la o con un canuto. Que Mario Antolín pase a la historia como crítico de arte es una broma tremenda. Es como lo que se va a inventar para que pase a la posteridad José María Aznar. Si se va a utilizar alguna metáfora, yo pondría la de ciego. Ciego de varios títulos: ciego por lo tonto que está, ciego, o mejor dicho ebrio, de poder, ciego de ira, de amor propio, que es la peor de las cegueras, y lo que es peor, ciegos sus lazarillos, ciegos por las consignas, como la que esgrime el pobre de don Javier Casado, que según él Rodríguez Zapatero es un títere de Llamazares, cuando tiene a su jefe, títere de Bush, que no se sabe qué es peor.

Viendo en la televisión a Celdrán y a su equipo, reinaugurando una plaza, con el delgado del Gobierno, resulta patético porque es ya la tercera vez que la inauguran, y van todos en tropel. Después las palabras de Celdrán, que se ha aplomado tanto, que no sabe qué decir de la nada, y no se le ocurre otra cosa mejor que decir que la plaza es antivandálica. Y lo dice cuando los vándalos asolan Irak, y esperaban el levantamiento de la población, que no sólo no se levanta, sino que se quedan en sus casas pase lo que pase. La CIA últimamente no da ni una. Estremece la desinformación occidental. Y no hay nadie de esta camarilla que nos lleva al desastre que rectifique. Claro, así pasa, que casi toda la información es falsa o desfigurada, que es lo mismo.