Estaba ansiosa por cumplir 60 años. Mira qué tontería, la de querer hacerse mayor; pero es que tenía una ilusión grande por poder jubilarme. No porque esté cansada de trabajar, sino por todo lo contrario: si me hubiera jubilado, estaría a disposición de quienes me necesitan en casa, para seguir trabajando ayudando a mi madre, que ya tiene 88 años, y, en un futuro no muy lejano, para echarle una mano a mis hijos cuidando de mis nietos. Existía la posibilidad de acogerme al llamado contrato relevo, al que podía acceder al cumplir 60 años teniendo más de 40 años cotizados a la Seguridad Social.

Cumplí los 60 en agosto, pero me llevé una gran decepción, al darme cuenta de que, desde mayo, la situación ha cambiado: ya no es a los 60, sino a los 61; supongo que es por la crisis. En cualquier caso, tendré que esperar 12 meses, deseando que pasen rápidamente, y confiar en que mi madre tenga la salud suficiente para seguir adelante sin mi ayuda. He solicitado la asistencia de los servicios sociales, pero hasta ahora no ha venido nadie. Soy mujer y empecé a trabajar a los 19 años (ahora se suele empezar pasados los 20). Tengo dos hijos, y en los dos embarazos estuve trabajando hasta el día anterior al parto (ahora se suele dejar de trabajar unos meses antes, por el cansancio y el estrés). Por mi profesión, en la época en que mis hijos eran pequeños, trabajaba hasta las 19.30 horas (ahora las madres suelen acogerse a la reducción de jornada). En aquellos tiempos, corría el riesgo de ser despedida si lo hacía.

¿Nadie ha pensado en jubilar a las mujeres a los 60 años, siempre que hayan cotizado 40 como mínimo? No es por capricho, sino para poder continuar el trabajo en casa con las personas que me necesitan y no tienen ninguna ayuda.

M. Pérez **

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