Adiós, quizá parcial, a un veterano dirigente de la política regional, Pedro Acedo Penco, alcalde de Mérida durante 16 años y que ha sido desplazado de número uno en la lista del Senado por el PP en la provincia de Badajoz, en beneficio del alcalde de la capital, Francisco Fragoso. En las pasadas elecciones generales de abril Acedo encabezaba y ha sido senador durante este breve período de meses con gobierno provisional.

Acedo es un muy importante dirigente provincial del PP aunque raramente haya estado en la primera fila, y la prueba es que pese a esto último ha conservado un puesto de parlamentario nacional hasta ahora, de diputado en la legislatura que acabó en abril, y luego de senador de forma efímera como hemos comentado.

No son solo los vientos de la renovación emprendida a la fuerza ahorcan por Pablo Casado, después del desastre de su estrategia derechista radicalizada, los que echan al exalcalde de Mérida (nacido en Hornachos), sino la apetencia de Fragoso de asegurarse cuatro años de senador -esta vez sí habrá gobierno, de una forma o de otra-- dada la incertidumbre de dentro de dos cuando tendría que ceder según el pacto la alcaldía al líder municipal de Ciudadanos.

Cuando no hay harina, todo es mohína, dice el refrán, y cuando se pierde un sillón hay que buscarse otro, es lo que ha hecho el presidente provincial del PP, Fragoso, con un coste que está por ver y que podría manejarse en la próxima sucesión del liderazgo regional del partido, en el que, la verdad, nadie achucha porque los populares extremeños ya están acostumbrados históricamente a perder elecciones autonómicas, y arrellanarse en la oposición es algo que les resulta familiar, y a algunos hasta grato porque es lo que menos exige.

Pedro Acedo es como se suele decir un animal político que se maneja bien entre bastidores y cumple, o cumplía hasta ahora, funciones importantes, si bien en su propia parcela territorial de poder, que es Mérida ciudad y comarca, las últimas legislaturas y sus resultados electorales no han sido nada felices, desembocados de momento en una mayoría absoluta del PSOE en el Ayuntamiento que ni los socialistas esperaban pero a los que ha favorecido, además de la falta de renovación verdadera en el PP, una suma-resta extraña en la alianza de izquierda IU-Podemos.

Las encuestas para el 10 de noviembre anuncian unos cambios que tendrían repercusiones en Extremadura como la de que Vox perdiera el diputado nacional que en abril ganó por Badajoz, o más apuros de Ciudadanos para retener el de Cáceres. La de momento detectada reducción de apoyos socialistas no tendría tanta traslación a la Comunidad, donde el PSOE posee un colchón fuerte de ventaja sobre populares y el errejonismo queda aún muy lejos.

Una región que afronta, como todas, una incertidumbre económica mundial y nacional, afectada por el lastre de no haber presupuestos estatales nuevos desde hace dos años (los últimos que redactó Montoro a finales de 2017), y que ha tenido asfixiada a la Hacienda autonómica que acaba de recibir un alivio de casi 140 millones de euros por las entregas a cuenta de los ingresos estatales; una paradoja, una frustración, ver cómo aumenta la recaudación fiscal en España, por la actividad económica y la guerra al fraude, pero estar atados por el bloqueo político.

Sea como sea la vicepresidenta y consejera de Hacienda, Pilar Blanco-Morales, tendrá que presentar en pocos días el proyecto de Presupuestos autonómicos 2020, de aprobación garantizada por la mayoría absoluta de los de Vara, pero inciertos por un entorno económico que por otro lado se enfrenta a la transición ecológica por ejemplo en la automoción, con una solución parcial en el vehículo eléctrico, de corte eminentemente urbano pero que aquí se encuentra con un diseño territorial, de muchos núcleos poblados interdependientes, muy diferente.

*Periodista.