TTtenemos la costumbre de generalizarlo todo, y por desgracia, la política no se escapa de esa tendencia; y al igual que no es justo generalizar en otros ámbitos profesionales, culturales, generacionales, deportivos, étnicos etcétera, tampoco lo es hacerlo en política, porque la mayoría de las personas se dedican a ella con honestidad y gran parte de su vida la emplean en buscar el beneficio de su país, comunidad, pueblo o ciudad. Quizás la falta de información que tiene la ciudadanía con respecto al trabajo que realizan los políticos tenga mucho que ver en ese desprestigio que minusvaloran a muchas personas que ejercen esta digna tarea con gran responsabilidad. El aumento en el desprestigio de la política es achacable también al morbo que se ha instaurado en algunos medios de comunicación, en especial, en algunas cadenas de televisión que no cejan en sacar tajada de esos políticos indeseables, y que no hay que olvidar que lo serían también en lo demás. Sin justificar a ese puñado de truhanes que entra en política con el único afán de sacar rentabilidad personal, sin pudor a la hora de palmear al líder, sin importar a quien tenga que avasallar, y en el peor de los casos metiendo mano donde no debe menoscabando a los demás, que están en política con el objetivo de cumplir unos proyectos que mejoren la calidad de vida de la sociedad en general, y no es justo, que en base a las audiencias se juzgue a la política de una forma sesgada y falta de seriedad. El político o política responsable sabe que dedicarse a este apasionante trabajo significa en muchas ocasiones no tener horas, ni festivos y como consecuencia, dejar de lado otras cosas, que no se pueden recuperar, y si bien es cierto, que nadie te obliga a estar en ella es muy digno y respetable trabajar por y para los demás, y va siendo hora de que la política se la mida en su justa medida y no en función del número de villanos que entran en ella, y que afortunadamente, son ínfimos en relación con el número de personas que forman parte del entramado de nuestro sistema democrático con distintas responsabilidades y en distintas instituciones. Es curioso, que haya personas que puedan creer que las cosas se han hecho solas, que no ha habido que luchar por conseguir escuelas para todos, sanidad pública, pensiones de distintos tipos dependiendo la situación personal o familiar, prestación social, dependencia y un largo etcétera que hace posible un estado de bienestar, que sólo quienes carecen de estos derechos lo saben valorar con intensidad, y sino que le pregunten a todos esos desgraciados que vienen de otros países en busca de una vida mejor, porque también es lo que le enseñamos a través de esos canales internacionales llevados al otro extremo del mundo debido a los avances tecnológicos y a la denominada globalidad. Y aunque todo sea susceptible de mejorar, es hora de hacer balance y medir la política en función de lo que haya mejorado nuestra sociedad desde que la democracia empezara a caminar y no por el número de miserables que con sus viles actuaciones echan por tierra la labor de los demás.