WEwl pasado jueves, varias ciudades de la región se sumaron a la jornada europea para concienciar a los ciudadanos de la necesidad de utilizar el coche más racionalmente. Pero el llamado Día sin coches no fue un éxito: por indiferencia ciudadana en la mayoría de los casos. En Cáceres los cortes de tráfico en calles del centro, convirtieron a la jornada en un día de trastornos inesperados para los vecinos. Más que un día sin coches, pareció un día contra los coches o contra los automovilistas. Y es que es muy difícil inculcar una determinada conducta cuando no ha habido una reposada argumentación ni existen condiciones para practicarla. Es cierto que las ciudades extremeñas tienen un tamaño, una orografía e incluso un clima que invita a desplazarse a pie, en transporte colectivo o en bicicleta, alternativas al coche que están al alcance de la mayoría. Existen condiciones que muchas ciudades en las que está más extendido el desplazamiento sin el automóvil ya quisieran para sí, pero no existe una cultura ciudadana que muestre las bondades del transporte alternativo ni tampoco los regidores se han puesto manos a la obra para dotar a las ciudades de las infraestructuras necesarias --apenas hay carriles-bici-- para hacer atractivo el abandono del coche.