WTwodo el Congreso, con la excepción del Partido Popular, apoyó ayer la decisión del Gobierno de Rodríguez Zapatero de retirar de forma inmediata las tropas españolas de Irak. Sus argumentos son sólidos: los militares debían regresar porque nunca tendrían que haberse mezclado con una guerra ilegal e irracional; se está comprobando que será inviable un traspaso real del poder norteamericano en aquel país a la ONU antes del 30 de junio; tomada la decisión, el repliegue debía ser urgente para defender la seguridad de los soldados y para evitar que se viesen obligados a implicarse más en los combates.

El debate fue difícil para Mariano Rajoy. Después del evidente ninguneo de su partido a la ONU en este tema, ahora lamentó que no se esperase a una nueva resolución suya. Consideró un engaño la rápida decisión del Gobierno, cuando el Ejecutivo del que formó parte justificó la guerra con datos falsos. Y criticó la falta de diálogo y de respeto a las formas parlamentarias, cuando su propia formación no permitió en su día debatir y votar el envío de las tropas, y ayer impidió la votación. Por eso el PP, que estuvo solo cuando mandó soldados españoles a Irak, volvió a conocer la dureza de la soledad en la sesión de ayer.