Suelo decir de forma cariñosa entre mi familia cuando vamos a la casa del pueblo, para mí, la familiar, que soy la bibliotecaria, no porque haya leído todos los que allí están, eso es cierto, pero sí porque sé exactamente como están colocados todos y donde se sitúan todos los que allí permanecen dispersados por ella. He pasado muchas, muchas horas mirándolos o mejor dicho contemplándolos y seleccionando cuales leería primero y cuales después, supongo que los entretenimientos son muy personales y diversos, entre los míos, en mi infancia ése fue uno de ellos. Allí, en el salón, había una edición de Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós de color rosa y caja azul, eran dos tomos, que me resultaba tan hermosa que no me atrevía casi a tocarla, de hecho, no lo hice, os confieso que aún hoy no lo he hecho nunca, a diferencia de La Regenta de Clarín, que con las hojas manidas, subrayadas, de tapa azul blanda y letras doradasla cogía, leía y releía, a trozos, a momentos; Fortunata y Jacinta desde su espacio intacto y precioso allí permanecieron.

Comparto con Alfonso Guerra esa afirmación de que el mundo se divide entre los que preferimos La Cartuja de Parma y los que prefieren Rojo y negro de Stendhal y si me vale la comparativa podría decir que también entre los que prefieren La Regenta de Clarín y los que preferimos a Fortunata y Jacinta de Galdós. Creo y eso es una supuesta imaginación e intuición mía, en este caso Alfonso Guerra junto con quien en mi hogar manoseaba y subrayaba esa Regenta se quedarían con ella, yo en cambio, no imagino mis días sin Don Benito. Al hilo de una entrada en el blog de Miguel Ángel Lama reflexionaba y recordaba cómo en una de sus clases decidí que Don Benito formaría parte de mis futuros días con su lectura y donde grabé en mí el final de una de esas lecturas: «Si sentís anhelo de llegar a una difícil y escabrosa altura, no os fieis de las alas postizas. Procurad echarlas naturales, y en caso de que no lo consigáis, pues hay infinitos ejemplos que confirman la negativa, lo mejor, creedme, lo mejor será que toméis una escalera» (La desheredada).

Lecciones de maestros que siempre llevo y llevaré conmigo. Mi agradecimiento, mi disfrute y aprendizaje han sido inmensos, continuarán.La cultura del esfuerzo y el retrato de nuestro país, de nuestra historia, de nosotros mismos está en cada una de sus líneas.

Este nuevo año comienza con nuevos retos, con un nuevo gobierno, este año necesita de todo nuestro trabajo y quizá Don Benito Pérez Galdós nos ilumine, nos nutra.

Yo disfrutaré de todos los homenajes que se celebren, Don Benito los merece. Disfrutaré de este su año, espero que vosotras y vosotros también, será un placer compartir tanta cultura y tantas cosas maravillosas que nos unen a este gran país.

* Filóloga, diputada del PSOE