TEtl día europeo e internacional de las personas con discapacidad no puede quedar indiferente a nadie, por mucho que se suela asociar de forma errónea al día de celebración/reivindicación de un colectivo muy concreto. Las cifras son contundentes, un diez por ciento de la población cuenta con algún tipo de discapacidad, y van en aumento por la edad más longeva de nuestra población, con lo que ello supone de dificultades y necesidad de atención. Por ello, lo realmente importante es que en este día se asuma la necesidad de tomar conciencia de una realidad que ya es de todos y que precisa ser abordada de una forma definitiva y abierta desde el ámbito de los derechos fundamentales y la igualdad de oportunidades. Las opiniones prejuiciadas que centran la cuestión en la esfera del proteccionismo mal entendido, hoy más que nunca deben dar paso al reconocimiento de la plena ciudadanía, al respeto de los derechos humanos, a esa dimensión de participación y libertad que por justicia nos corresponde a todos y cada uno de los ciudadanos. Sólo desde esa óptica, de tener presente que nos va en ello nuestras libertades y que nuestras cuestiones son asignaturas pendientes de toda la sociedad, podremos avanzar en el difícil camino que todavía nos queda por delante hasta lograr la tan ansiada integración. Y en este sentido, en lo que concierne al decisivo papel que jugamos desde las organizaciones sin ánimo de lucro, no podemos obviar que estamos obligados, ahora más que nunca, a compartir esfuerzos con las instituciones públicas y el sector privado en aras de lograr una mayor optimización de recursos y esfuerzos. El sendero está trazado, nuestras herramientas tienen que ser la imprescindible innovación de las metodologías de trabajo, los mensajes positivos que lleguen al ciudadano, el demostrar las posibilidades lejos de resaltar las limitaciones, el salvaguardar la dignidad intrínseca o moral que se sustenta en dar el mismo valor a todos los seres humanos, y la extrínseca o jurídica que se logra al garantizar los mismos derechos e idénticas oportunidades, el respeto a la libertad personal. Es evidente que se ha conseguido un relevante cambio legislativo pero un débil cambio social real, basada en una falta de complicidad con la sociedad, esa a la que nadie se atreve a cuestionar que pertenecemos y que de momento, aunque nos pese, se resiste. No podemos permitir que en la práctica se nos siga mermando la condición de ciudadanía. Es preciso ganar la calle, ya que la calle también es nuestra, siempre nos perteneció.

*Presidente de Apamex y Cocemfe-Badajoz.