Me gustaría haber visto las caras de algunos cuando el pasado 31 de agosto, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez , desde la tribuna del Congreso de los Diputados, durante el debate de la fallida investidura de Mariano Rajoy , a partir del minuto 35.05 de su discurso inicial, dijo: "El PSOE nació para construir una alternativa al sistema económico dominante y sus secuelas de explotación, de exclusión social, de pobreza y dominación".

No voy a entrar, como se hace demasiado a menudo, en las intenciones de Sánchez . Nadie sabe lo que habita en la cabeza de otro. Solo podemos juzgar palabras y hechos. Y que esas palabras queden anotadas en el diario de sesiones es un hecho de enorme relevancia política. El coherente "no" al PP, también.

¿Por qué el PSOE es protagonista de todos los debates en este contexto político? Entre muchas razones, hay una que se está imponiendo de forma cada vez más evidente: el PSOE siempre ha sido, y ahora quizá más que nunca, una pieza clave en el mapa político español que, a su vez, es esencial en el orden político mundial.

El estallido de la crisis económica de 2008 es un antes y un después por algo fundamental: gracias al flujo de información mediante internet, a la debilidad de las instituciones internacionales y a la profundidad de la crisis, se ha puesto de manifiesto más que nunca, de una forma muy clara para mucha gente, que el poder económico es el que toma las decisiones, y que esas decisiones van enfocadas a empobrecer cada vez más a la mayoría de la población mundial.

Todos los movimientos insurgentes en medio mundo, siendo su expresión española el 15-M, evidencian precisamente esa toma de conciencia globalizada sobre lo que había detrás de las cortinas que cayeron. Por eso resulta tan patético que alguien como Juan Luis Cebrián no se dé cuenta de que ya no hay cortinas que le cubran, que está desnudo, y que donde antes había admiración y temor, ahora hay una mezcla de risa y de desprecio.

Deberíamos hablar mucho más de Juan Luis Cebrián . Seguramente mucha gente ya sabe que fue uno de los muñidores de la Transición española desde El País, que puso el Grupo Prisa al servicio del PSOE al tiempo que el PSOE servía al Grupo Prisa, y que es íntimo amigo de Felipe González . Lo que quizá ya no sepa tanta gente es que Cebrián ha ganado trece millones de euros al mando de Prisa, que tiene garantizado un sueldo anual de un millón hasta 2018 y una pensión de seis millones para ese año; o que es --y esto es muy importante-- el único representante español en el comité de dirección del Club Bilderberg.

El Club Bilderberg, para quien no esté familiarizado, es un endogámico grupo que reúne a los poderes económicos más influyentes del mundo una vez al año, y que toma algunas de las decisiones que más tarde se trasladan al poder político. Se fundó en 1954 con la intención de atraer Europa hacia Estados Unidos y alejarla así de la influencia comunista, al tiempo que se generaba un embrión de gobierno mundial no elegido democráticamente.

Que Cebrián sea hoy el español con más influencia en Bilderberg y, al mismo tiempo, el martillo pilón contra la estrategia política de Pedro Sánchez , no es ninguna casualidad. Dando por descontado que Unidos Podemos es incontrolable, y que PP y Ciudadanos están perfectamente controlados (Luis Garicano , gurú económico de C's, acudió a la reunión Bilderberg de este año en Dresde, de la mano de Cebrián ), el PSOE es absolutamente clave para que la estrategia europea de los poderes económicos mundiales siga su curso. Por eso, la frase pronunciada por Pedro Sánchez en el Congreso, que pasó desapercibida, fue para mí la más importante de su discurso.

Estamos viviendo días decisivos. El mundo construido a partir de 1945 se ha derrumbado casi por completo y se está poniendo en marcha un orden mundial en el que la ciudadanía tiene asignado el papel de un nuevo tipo de esclavitud. Es importante que tengamos esto muy claro. Todas las decisiones políticas que se han tomado desde 2008, y todas las que se tomen durante la próxima década, dibujarán un mundo estable de explotación consentida o una sociedad diferente aunque inestable donde quizá recuperemos parte de la dignidad perdida. Esta es la guerra en la que estamos.

La batalla prioritaria en el PSOE hoy, pues, es la batalla por su independencia política. Sin eso, no hay nada. De ahí que sea tan importante que esas palabras de Pedro Sánchez queden en el diario de sesiones y que actúe en consecuencia. Cada decisión suya forma parte de un momento histórico y quizá irreversible, y no ceder a la presión que está soportando será su primer gran éxito como líder socialista.