Si antes lo digo antes la lío. En el último artículo publicado en este espacio hacía alusión al tiempo que llevaba sin relacionarme con poetas, dicho y hecho, y prometo que no estaba premeditado, esa misma noche acabé en una tasca con cuatro de ellos. Por la mañana recibí una llamada del poeta extremeño Daniel Casado , que venía de camino a Madrid a realizar una lectura de poemas en La Casa Encendida al ganar el certamen de poesía La Voz + Joven 2009 de la Obra Social Caja Madrid. Así pues, por la tarde, a las siete, nos encontramos en una sala de dicha institución a disfrutar de sus versos, que para mí sonaron bellamente intensos, mientras que al final de la misma tomaba su sombrero y dejándolo reposar en su cabeza se lanzaba con un cuento, que para mí sonó certeramente preciso. De allí, por supuesto, a tomar algo, con Amalia Iglesias, Enrique Gracia, Jordi Doce y el premiado, es decir, con cuatro poetas. Dios mío, qué he hecho para estar aquí, me preguntaba, y al tiempo me respondía, menos mal que lo he hecho. Aprovechando que el fin de semana del 7 y 8 de noviembre se celebra en Cáceres el X Congreso de la Asociación de Escritores Extremeños, con el título Lecturas Hispanoamericanas, aquella noche, entre otras cosas, recordamos a cuatro poetas mexicanos: Jaime Sabines (Nadie ha de resignarse. / Dicen que nadie ha de resignarse. / Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.), José Emilio Pacheco (No importa que la flecha no alcance el blanco / Mejor así / No capturar ninguna presa / No hacerle daño a nadie), Efraín Huerta (Este lánguido caer en brazos de una desconocida / esta brutal tarea de pisotear mariposas y sombras y cadáveres) y el hijo de éste, que sabiamente anota Jordi, David Huerta (Entro en una gasa letárgica / hecha de fantasma y Purgatorio. Está detrás de una velocidad de párpado / la fractura de una afirmación).