Sabio fue aquel a quien se le ocurrió pensar y decir que el ser humano no suele apreciar aquello bueno que posee hasta que no lo pierde. De ello bien sabe mi amigo el octogenario escritor don Eliseo García , que anda muy metido en controles médicos para que sus ochenta y tres años se alarguen hasta el siglo si puede ser, siempre y cuando, según él, su mente siga siendo suya y no de la demencia, sus piernas de su cuerpo y no de la parálisis, y su estómago de su apetito y no de un chef experto en dieta blanda.

Y recuerda la sabia frase que canta Alberto Cortés : "La vejez es la más dura de las dictaduras". Y elogia con pasión los guisos copiosos que ya no puede saborear, y ese balsámico vino tinto que ahora bebe estrictamente dosificado. "Ay Juanito , a mi edad me conformo con disfrutar de algunos caprichos culinarios y de la libertad necesaria para escribir lo que me venga en gana y cuando me plazca, siempre sin transgredir libertades ajenas. La libertad ha de ser bien entendida y mejor practicada. Te lo dice alguien que almacena en su memoria los ingratos recuerdos de un tiempo de sumisión y prohibiciones, y comprueba a diario cómo muchos ciudadanos se descontrolan con su libertinaje y descontrolan a la sociedad de la que dependen", me revela.

Y prosigue diciéndome que se le ha ocurrido escribir un libro que invite al lector a reflexionar sobre la libertad y su pérdida. Es una narración disparatada que trata de un concurso imposible de televisión norcoreana. El ganador recibe como premio un mes de vacaciones en España. Después de hacer una criba de entre millones de concursantes, el ganador, un varón de treinta y un años, aterriza en Barajas con lo puesto. Ni que decir tiene que el coreano vive el mejor mes de su vida, y cuando llega el día de la vuelta intenta, en vano, todas las artimañas posibles para quedarse.

"Pensándolo bien, creo que escribiré una segunda parte. Tratara de un concurso para españoles transgresores e inconformes. El que pierda ganará una estancia por un mes en Corea del Norte", concluye don Eliseo mostrando una sonrisa maliciosa.