TEtl fin del verano no solo nos lo recuerda la vuelta al cole, sino el bombardeo televisivo de coleccionables más la publicidad de dietas para eliminar los kilos de más que en el verano hemos acumulado. Desde inicios de septiembre y hasta la víspera de Navidad llega la hora del sacrificio y la voluntad. Atrás quedan refrescos, pinchitos y bocadillos que durante el verano nos han hecho las delicias. El culto al cuerpo se ha convertido en un signo más de la evolución social que se ha producido en nuestro país, ya que hace apenas 30 años en España no se podía pensar en hacer dieta, porque en la mayoría de los casos era obligada. Por desgracia, hay muchos países en donde estos anuncios de dietas milagrosas resultan paradójicos, y es que mientras unos mantenemos una lucha interior tratando de comer menos, otros osan atravesar el charco para pillar un poco de esa comida que ciudadanos de países privilegiados podemos permitirnos y dejamos en el plato. No es cierto que haya dietas milagrosas, y sí lo es que algunas son peligrosas. Este mensaje es el que debemos trasladar a nuestros hijos, que se exponen a un gran peligro debido a su inmadurez y a una sociedad donde ese culto al cuerpo ha primado frente a cuestiones y hábitos más importantes. La dieta de la alcachofa, del pomelo, de la fresa, del pollo, del arroz hervido y un sinfín de suplementos nutricionales que las acompañan son los causantes de muchas enfermedades que sufren los más jóvenes, a veces de forma irreversible.

Eso unido a personajes televisivos, que son la imagen de muchos de esos productos, y que llevan a una parte de la población a meterse en una vorágine en la que es fácil entrar, pero que puede convertirse en un riesgo del que salir es muy complicado.

El médico de familia es al primero al que hay que acudir cuando una cuestión de peso nos preocupe, porque es quien conoce nuestra historia, quien sabe de nuestras patologías y debe ser él quien indique cuál ha de ser nuestra alimentación, en caso de existir contraindicaciones para llevar a cabo una dieta. El final del verano llegó, y no hay duda de que entre dietas y coleccionables son menos peligrosos los coleccionables, aunque muchos no lleguemos a completarlos.