Una de las claves de la salida de la recesión es la forma y el ritmo con que se pincha la burbuja inmobiliaria, el origen de gran parte de nuestros problemas y el cáncer de la banca española. El instrumento más importante que se puso en marcha con este propósito fue la Sociedad de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), destinada a embalsar y dar posterior salida a los inmuebles más deteriorados de los balances de los bancos y cajas con dificultades. Sin embargo, no parece que haya contribuido a ese objetivo con eficacia.

La troika acaba de llamar la atención sobre las consecuencias de la prolongación de la crisis para nuestros bancos a través precisamente de los activos inmobiliarios de sus balances. Y el Banco de España también se ha referido a la necesidad de dar un tratamiento más transparente a la refinanciación de créditos hipotecarios; teme que tras esas operaciones pueda haber dilaciones para evitar que emerjan préstamos dudosos que necesariamente engrosarían la morosidad y las consecuentes obligaciones de nuevas dotaciones.

La Sareb debería estar vendiendo inmuebles a buen ritmo. De esa forma ayudaría a que los precios se ajustaran a la demanda y sentaría las bases para una futura reactivación. Pero el banco malo no vende porque en su plan de negocio figura la obtención de un beneficio anual del 15%, algo que además de ser imposible la paraliza. La Sareb recibió activos con un descuento promedio del 54%, lo que en teoría le daba un amplio margen de maniobra. Pero si ha de cumplir con el 15% anual y además carece de red comercializadora --usa la misma de las entidades que le transfirieron las viviendas--, parece evidente que no conseguirá lo que se le encomendó.

Los meses de rodaje de esta sociedad permiten detectar algunos errores de fondo que habría que corregir. Debería cambiar sus objetivos o, en caso contrario, su consejo de administración, donde se sientan los bancos sanos --excepto el BBVA-- con quienes compite en el mercado inmobiliario. Es evidente que fijarse como meta ese resultado anual es un disparate, como probablemente lo es intentar vender con los comerciales de otros. Y también es posible que debiera reenfocar su objetivo y no dirigirse tanto a la venta sino a la promoción de alquiler social, que es lo que verdaderamente necesita el país.