Filólogo

En tiempos de elecciones no deben alimentarse criticas ni borrascas contra los políticos: éste es un tiempo de elogios sin límites sobre lo realizado y sobre la capacidad de gestión que poseen.

Pero las cosas suceden como suceden y no como se elogian; y así resulta que la romería de la Virgen de la Montaña de Cáceres no se ha realizado este año porque Caja Extremadura no ha concedido la subvención, --solicitada o no--, para tal evento. El CB Cáceres se acaba de despeñar, y según el apenado peatón y analista de la calle, la culpa también recae sobre esa institución, entre otras, que le recortó el apoyo; que en Cáceres no haya un Ateneo practicable y útil, aunque haya uno ubicado en el término municipal de Mérida, se debe, lógicamente, a que ese emporio económico no acaba de acondicionar el prometido local de Cánovas; si en la ciudad no hay un conservatorio de música con plazas suficientes para la demanda existente ni un espacio adecuado para la Escuela Oficial de Idiomas, se debe, cómo no, a que ese Monte de Piedad no se apiada de los ciudadanos y coadyuva a su cultura.

O sea, y para entendernos: si la romería, el baloncesto, el ateneo, el conservatorio, la escuela de idioma y cien cosas más dependen, en parte, de Caja Extremadura, ¿por qué no la votamos para que gestione la ciudad los próximos cuatro años, y nos ahorramos gastos de concejales, funcionarios, comidas, regalos, flores, dietas, representaciones, denuncias y excusas?

Estoy seguro de que esa saneada entidad, también tiene personal preparado para colocar maceteros en las aceras las vísperas de elecciones, para darle un lavado de cara a las fuentes de Cánovas y para enviar representantes a las sardinadas de la plaza de mercado y a las verbenas de las fiestas de los barrios, todo lo cual, justo es reconocerlo en estos tiempos de valoración de gestiones, también lo hace con bastante garbo el actual Concejo.