TEtl dinero es suspicaz y desconfiado, como un gorrión urbano, y, como el gorrión, mira a ambos lados. O sería más correcto afirmar que los suspicaces y desconfiados son los dueños del dinero.

El caso es que estos tipos, no se sabe cómo, han barruntado algo, y han comenzado a vender acciones. Muchas. Tantas que las bolsas han bajado. Para evitar que las bolsas se desplomaran, los bancos centrales, federales y mundiales se han puesto a comprar con mucho entusiasmo, o mejor, dicho, sin ningún entusiasmo, pero con el objetivo de demostrar que aquí no sucede nada. Al mismo tiempo, las autoridades monetarias y políticas han salido a las diferentes palestras para asegurar que la economía está más fuerte que nunca, y que la prosperidad, como la materia, no se destruye, sólo se transforma. Craso error. En cuanto ves a un señor de esos que nunca hace declaraciones, jurar por sus muertos que las cosas están bien, incluso la gente que no tiene dinero siente pánico, porque estos tíos sólo dicen que las cosas van bien, cuando se empiezan a poner muy mal.

Luego está el elemento psicológico. Quiero decir que el dinero, que parece racionalista, tiene también sus prontos y sus intuiciones, y se deja influir mucho por el ambiente. En el ambiente se respira que van a pintar bastos, y eso significa que una señora no cambia de sofá. La mujer del que vende sofás, como se venden menos, no cambia la cocina, y el que se dedicaba a cambiar cocinas, no le compra el piso a su hija. Por no hablar de que compramos fuera de España demasiado y vendemos muy poco. A eso le llaman déficit de la balanza de pagos, pero aquí hemos provocado una prosperidad alucinante merced al consumo interno. Si se acaba el consumo interno, no es que vayamos a tocar fondo, es que vamos a hacer un agujero memorable. Pero como los economistas son muy listos, no dicen que nos la vamos a pegar, sino, simplemente, nos encontramos ante un cambio de ciclo. Por eufemismos que no quede.

*Periodista