Los economistas, los políticos, los analistas, todos los que tienen una opinión sobre la crisis, pueden diferir sobre las causas que la han provocado, sobre los efectos que está teniendo o tendrá en la sociedad o sobre las políticas públicas a aplicar para atemperar esos efectos. Es el campo de las discrepancias. Pero todos coinciden en que una de las herramientas para salir de ella es invertir en investigación y desarrollo para innovar. Parafraseando a Henry Ford, si hay un euro para gastar hay que gastarlo no en publicidad, como aconsejaba el fabricante de automóviles, sino en ciencia.

Extremadura ha acelerado en los últimos tiempos en inversión científica: Junta y Universidad están alumbrando un sistema de infraestructuras y proyectos científicos que no existía hace apenas tres años, pero los informes de los expertos señalan que todavía es insuficiente. Uno de esos informes, el de la escuela de negocios EAE Business School, que se ha elaborado a partir de datos del Instituto Nacional de Estadística, concluye que la inversión en investigación de la región apenas llega al 0,86% del PIB, muy lejos del 2% planteado como reto por el Gobierno español a través del programa Ingenio 2010.