Dinero, mucho dinero. Tengo un amigo obsesionado por el dinero y los chalés. Y ahí sigue intentando que invirtamos en urbanizaciones, en parcelas y en vaya usted a saber qué. Si ya somos esclavos de lo poco que tenemos, lo que faltaba es ser esclavos de lo mucho que podríamos tener haciendo negocios, y pasar los fines de semana limpiando la piscina y poniendo alambres para que no nos roben. Ya sé, ya sé. Hay que ser listo y con lo que se tenga, hacer algo, meterlo donde rente. Vale. Pero de ahí a dedicar la vida al puro negocio...

Hay quienes eligen ese camino. Suerte.

Y hay quienes eligen otros. Suerte también. Aunque lo que se lleve sea lo primero y al que no pase por el aro se le llame, como poco, tonto. Pero es que hay algunos que no entienden que hay otras formas de vida; otra manera de organizarse; son esos para quienes la única manera de entender la vida, la libertad, el bienestar o la felicidad, es la suya, y a los otros modos posibles los llaman erróneos o desatinados, y a las personas que eligen esos otros modos los toman por bobos.

XY YAx hablábamos el otro día de los dogmáticos. Son muchos y están por todas partes, y ojo con plantearles otra idea. Hacen su verdad y su mundo extensible al vecino y a veces pretenden incluso hacernos comulgar con ruedas de molino.

Algunos de éstos que yo conozco están presos y no lo saben. La mayoría vivimos presos y no nos damos cuenta, o simplemente no queremos verlo. Y nos acuna la ficción de la libertad o la ficción tan extendida de que esto es lo que hay y usted no saque los pies del plato que será infeliz. Y mientras nos entretienen con los nuevos ídolos, que terminan siendo los que adoremos y a los que rindamos pleitesía, el dinero, la parcela, el chalet, la segunda vivienda o el coche más grande. Y la vida se nos va de las manos sin darnos cuenta.

PD: Y cuando la vida se nos va de las manos hasta que no somos conscientes es difícil pensar en cómo tomar el mando de las horas, los días, los pensamientos y las acciones que se nos roban; y salirnos de la estela de los cantos de sirena (si es que quisiéramos zafarnos de las cadenas que nos agarran y que, nos esclavizan, pero también nos evitan coger el timón). Y, ¿cómo sortear tantos obstáculos? Que cada uno interiorice, suponemos que cada cual tendrá su receta.

Mientras soñaremos que somos seres más ligeros y desprendidos; y en los ratos en que se nos haga difícil soñar (esa dureza, ese peso que te aplana y te derriba) nos hundiremos en un buen libro o en buena película, o volcaremos la vista ante un mar que nos parezca apacible o ante esa montaña o ese bosque cuyo verdor y cuya fragancia nos acojan y se conviertan en un pequeño paraíso. Y "el tiempo que te quede libre, si te es posible, dedícalo a mí".

*Periodista