Lo que Dios no da, Salamanca no presta, ya seas salmantino, extremeño, pucelano o andaluz, bachiller, universitario, rector o vicerrector, de Cambridge, Harvard o Soria.

Ya el año pasado, la Universidad de Salamanca se quejaba del elevado número de estudiantes extremeños que ingresaban en Medicina, acusándonos de poco rigor en las pruebas de las PAU, acceso a la universidad, y de inflar las notas.

Hace pocos días, ha sido la Universidad de Valladolid, la que emulando a su vecina Salamanca, acusa a extremeños y andaluces de venir con las notas infladas y «quitar» puestos a sus «estudiantes».

Ahora me entero que las universidades viven del IBI de sus oriundos y no del pago de euros, que lo mismo valen en Frechilla de Almazán que en Puerto Real. Alguien tuvo que saltarse las clases cuando explicaron el Plan Bolonia, creado para la convergencia europea, de estudios y alumnos.

Mientras las grandes universidades se pelean por los mejores expedientes, algunas prefieren primar la boina a lo que cubre ésta.

Pero hasta tal punto llega la ignorancia supina de alguno, que ni siquiera se leen sus propios trabajos. En 2011, un profesor de Historia de la Universidad de Salamanca publicaba Los extremeños en la matrícula universitaria salmantina de finales del siglo XVI: la Tierra de Trujillo”.

Allá por 1591, Extremadura estaba administrativamente dividida en dos provincias, la provincia de Trujillo y la de León de la Orden de Santiago, dependiente de Salamanca. Ya por aquel entonces, la población estudiantil extremeña era abundante, y no sólo por la cercanía, también por, idiosincrasia, comportamientos, peculiaridades lingüísticas, etcétera, así como por la influencia de notables extremeños en la universidad salmantina como, y entre muchos, Francisco Sánchez de las Brozas, El Brocense, reconocido humanista.

No sólo la riqueza era humana, también dejaba, como ahora, riqueza para la ciudad.

En fin, alguno debiera plantearse si las notas no son fruto de un exquisito rigor y buena preparación para con nuestros alumnos extremeños en Bachillerato, en PISA el núcleo de estudios es de quince años, en contra de un laxa exigencia para otros, ya mayorcitos y no engrosen ciertas estadísticas. Quizás la diferencia no esté en el resultado y sí en el proceso o acceso. Comparto la idea de una EBAU global, pero no hace falta insultar, ni acusar de fraude.

Aunque si no se vale, para nada sirve ir a Salamanca, quizás a Lourdes.