Periodista

Aznar no podrá decir lo que el chileno Lagos: "Mañana, cuando sus hijos despierten, explíquenles que hemos hecho todo lo posible para evitarlo." Ni invocar a Dios. "Nuestro Dios --precisa el Vaticano-- es el de la paz, no el de la guerra."

Esta guerra supone, según Peces-Barba, uno de los padres de la Constitución que Aznar criticaba, "un golpe de Estado interno". Garzón denuncia: "España incurre en la más estricta ilegalidad." Entrevistada por Gabilondo --chapeau, Iñaki--, Ana Palacio exhibió su levedad argumental. Aznar esconde al Rey, aunque éste, al fin, habló, tarde y a remolque. Aznar prefiere la república del tramposo Jeb que hizo presidente a George. El Dios de la paz nos coja confesados.