En democracia, votar tiene la virtud de que zanja los debates. Esto es lo que hizo ayer el Consejo Nacional del Partido Socialista de Cataluña (PSC): zanjar, y de forma contundente, el debate interno respecto a si el partido debía o no apearse del tren del derecho a decidir en una consulta popular.

El 83,5% del máximo órgano entre congresos respaldó la decisión de la dirección encabezada por el primer secretario, Pere Navarro , de oponerse a que el Parlamento catalán solicite al Congreso de los Diputados las competencias para convocar una consulta, algo que el Gobierno de Mariano Rajoy ya ha avanzado que no aceptará. La votación supone el fin de la ambigüedad del PSC respecto a la consulta, y a ojos de muchos ciudadanos sitúa al partido en el bando del 'no' al derecho a decidir, con esos compañeros de viaje que son Partido Popular y Ciutadans.

Entre quienes piensan que este es el camino que ha emprendido el PSC se encuentra el sector crítico, que abogaba por un 'sí' o en su defecto una abstención en la votación en el Parlamento de Cataluña --instigada por CiU, ERC e ICV-- para solicitar las competencias para convocar la consulta. El peso del sector crítico en el Consejo Nacional de los socialistas catalanes es, ni más ni menos, el 13% de los votos que logró ayer. La victoria de la dirección que encabeza Navarro no tiene discusión alguna. Esta vez ni siquiera puede argumentarse que las votaciones en este órgano suelen estar mediatizadas por la presión de la dirección sobre sus miembros que son al mismo tiempo cargos electos. El magro presente institucional del PSC tiene el efecto de que hay poco con lo que presionar a los miembros del Consejo Nacional. Por tanto, la votación de ayer es un reflejo bastante fiel de la distribución de fuerzas internas.

Correspondería en estos momentos al sector crítico decidir si sigue luchando dentro del partido para que el PSC lidere el consenso por una consulta legal y pactada con el Estado o rompe la baraja, es decir, si quiebra la disciplina de voto como ya hicieron varios diputados en enero pasado con la declaración de soberanía de Cataluña. Corresponde a la dirección ejercer su indiscutible mayoría con generosidad y evitando autoritarismos. Un PSC roto sería una pésima noticia para esos catalanes que no quieren ver colisionar a ningún tren ni tampoco descarrilar al convoy socialista.