TStupongo que Extremadura es tierra abonada para hacer nacer caracteres poco dóciles, aunque la historia (con hache minúscula y mayúscula) se haya empeñado en muchas ocasiones en mostrar lo contrario. Asumo que parte de que somos una tierra de contrastes. Sur blanco y norte verde, Cáceres y Badajoz. O que aquí, desde casi siempre, las hemos pasado de todos los colores, predominado el negro. Y, por eso, acostumbrados a seguir adelante por nuestra cuenta y riesgo. Orgullo herido pero intacto. Región pobre, pero de conquistadores, quizás por el placer de epatar. Somos, ya digo, dados a llevar la contraria, que le vamos a hacer. Afables y tal, pero con un sentimiento de escasa tolerancia a un poder que, tradicionalmente, nos daba la espalda.

No sé si tenemos los políticos que nos merecemos (sería bastante duro autoinfligirnos este castigo ahora), pero sí tengo claro que son reflejo puro de la sociedad que les cobija y vota. Y en Extremadura tenemos tradición de mandatarios con ánimo de descollar. Cuando no directamente de dar la nota, que suele ser menos "rentable" que lo primero. De nuestro siempre extravagante Ibarra , que se forjó el apelativo de bellotari allende nuestras fronteras, hasta los actuales gobernantes. Que se han ganado a fuerza ser considerados independientes entre sus filas.

Pero fíjense que hasta ahí resultamos diferentes. No les gustan tanto los embates políticos tradicionales, es decir, mirando al otro lado de la bancada, como el agitar sus propias formaciones. Vamos que lo de que el que se mueve no sale en la foto no va con ellos (¿con nosotros?). Escobar defendió hace un par de años frente a un enfurecido comité nacional una votación interna que le llevaba a permitir un gobierno regional contranatura para sus acólitos (a mí, lo digo ya, tampoco me parecía que fuera así, pero eso es harina de otro costal). Monago se viene mostrando como una piedra en el camino del ausente Rajoy. Ayer oí que la calificaban en la radio como el díscolo. No está mal.

XEL DISCOLOx de la nueva hornada popular. Parece que desde Alcalá y Moncloa, "casa" de Montoro y Rajoy , se empiezan a incomodar con las declaraciones del presidente extremeño. Los partidos políticos son la arquitectura constitucional de nuestro sistema democrático, según la aznariana ley de partidos de 2002. Nonsenses, que dirían los ingleses: todos sabemos que las lealtades inquebrantables son más apreciadas en los partidos que las opiniones particulares.

¿Y a cuenta de qué esta incomodidad creciente por las declaraciones de Monago? Por dos temas concretos y a mi entender claves en el devenir económico extremeño: la generación de un déficit "a la carta" para cada comunidad autónoma y la compensación del llamado IVA cultural.

Dice Monago al hilo de la petición catalana de un objetivo de déficit propio para cada comunidad que para que vale entonces haber cumplido. Y que aquellas que han hecho esfuerzos especiales que benefician a todos (a todos, eh) deben ser recompensados. La verdad es que es difícil justificar tratamientos especiales con Europa vigilando a España. Y respecto del IVA, Monago no ha tocado competencias sino hecho uso de lo considera es necesario para Extremadura.

Todo esto ha sido considerado un pulso a Madrid. Lo que creo que ha molestado por Génova es justamente lo que no debiera haberlo hecho. Por un lado, que suponen medidas razonables que enmiendan la plana a un gobierno demasiado poco centrado en la toma de decisiones. Pero que haya sido Monago el primero en levantar la voz no significa que haya sido el único. Por otro, estimo que sigue sorprendiéndoles el estilo llano, directo casi pugilístico que usa en sus intervenciones el presidente. Pero curiosamente no ha dicho nada en estas semanas que no advirtiera en su discurso de cumplimiento del déficit. Y, como repetía hasta la saciedad alguien a quien tengo en alta estima, el que avisa no es traidor.

La verdad es que ahora Montoro debería responderme con aquello de "Roma no paga traidores". Pero que sepa que hay más ruinas en Mérida que en Madrid (al menos, de las de piedra). Y que esto no es un sketch de la gente de Muchachada Nui.