José Antonio Monago cumple hoy dos años al frente del Gobierno de Extremadura, un gobierno que hasta entonces había sido tradicional feudo socialista en nuestro país. Y llega Monago al ecuador de su legislatura claramente fortalecido, con una proyección exterior valorada hasta por sus adversarios, con medidas de gran trascendencia mediática por su oposición a Rajoy y que, indudablemente, han marcado su gestión, entre ellas abonar la paga extra a los funcionarios que el Estado ordenó suprimir; rebajar el IVA cultural del 21% al 8%, combatir un déficit asimétrico entre las comunidades autónomas o defender una rebaja de impuestos como el tramo autonómico del IRPF.

Pero quedarse solo en el tan hablado 'efecto Monago' sería quedarse solo con una parte de la baraja. Monago, un líder que sabe llegar tanto en las largas como en las cortas distancias, está convencido de que nuestra región puede salir de la crisis aplicando políticas que mejoren su 'cuenta de resultados'. Tras un primer año de ajustes, austeridad y recortes, con la consiguiente rebaja del déficit, anuncia ahora el presidente una época de estrategia, planificación económica, estímulo y pactos con la oposición, que se marcan como su principal hoja de ruta. Una baraja al completo con la que el presidente trata de diseñar la nueva Extremadura.