WEwl concierto de la Consejería de Educación de la Junta con centros privados para generalizar la gratuidad de la enseñanza en Educación Infantil (entre 3 y 5 años), ha provocado situaciones inesperadas: una inusitada presión de los padres con niños que se incorporan al sistema educativo por obtener plaza en los centros concertados, que se ha puesto de manifiesto con protestas cuando no se obtiene la plaza en el colegio que se desea y, particularmente en Badajoz, con decenas de irregularidades en la documentación para hacer el baremo y establecer quién ocupa una plaza y quién no.

Este último proceder es inaceptable. Que decenas de familias decidan ´empadronar´ a sus hijos en casa de sus abuelos, o que se hagan de certificados médicos de dudosa veracidad para obtener puntos irregularmente es un hecho censurable y que, en buena lógica, debería concluir impidiendo a los tramposos acceder a la plaza en el colegio que se desea, aunque le correspondiera en un proceso limpio. Pero también es pertinente que la consejería reflexione sobre este fenómeno: ¿por qué hay presión para alcanzar un pupitre en un colegio concertado y no la hay en los centros públicos? ¿Por qué 200 niños se quedan en Cáceres sin plaza en los centros concertados y sólo 10 en los públicos?