Debe ser condición humana, ni machista ni feminista, ni de izquierda, derecha o centro, aunque sí muy típico del español, española, la de corromper, etiquetando política o socialmente, todo lo bueno que se haga. En este caso concreto, y en contra de los que muchos defienden o pregonan, el día 8 de marzo va a terminar por no ser el día que recordemos simbólicamente aquella defensa de los derechos laborales en igualdad de condiciones y salario, de aquellas mujeres neoyorkinas de una fábrica textil que hartas de trabajar en condiciones deleznables, decidieron salir a la calle a denunciar su situación como trabajadoras un 8 de marzo de 1857, ni un homenaje a la memoria de las 173 mujeres que perecieron en 1911 encerradas en la misma fábrica textil. Tampoco va a terminar como un día para recordar lo conseguido y exigirnos todo aquello que nos falta por conseguir para lograr en todos los aspectos de la vida una verdadera igualdad. Ni siquiera va a terminar por ser una protesta contra la indigna e infame violencia hacia las mujeres.

Todos y todas estamos acabando sin querer con la única posibilidad de alcanzar la verdadera igualdad de derechos y la protección de las mujeres, pues cada vez más visceralmente, partidos políticos, asociaciones, movimientos y demás, quieren atribuirse la bandera y el voto, de ser los auténticos defensores de la mujer, y para ello además de seguir utilizando a la mujer, pretenden hacerlo desde el enfrentamiento, el linchamiento, los insultos cruzados y las atribuciones de medallas.

La lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, y para eliminar esa lacra social que es la violencia hacia las mujeres, llámela doméstica, de género y/o machista --me es indiferente el nombre-- no se gana dividendo un 8 de marzo, se gana uniendo un 8 de marzo, se gana los 365 días al año, trabajando sin odios ni enfrentamientos, desde la escuela, desde el hogar, desde el trabajo y, desde luego, desde la política y sus políticos, aquellos que deben legislar para todos y todas, unidos y no divididos, al menos en muchos aspectos, pero sobre todo este, porque solo unidos y transmitiendo a la sociedad esa unidad, podremos, por fin, ir a la par, hombres y mujeres.

Todos deseamos que mañana sea un día de reivindicaciones, de celebración, de recuerdo y de mujeres, ustedes, políticos, también sé que lo desean, háganlo posible.