Escritor

Viendo uno a Butragueño en la fotografía de Rajoy, que es el antideporte, con los deportistas de la derecha, comprende uno mejor que no hayamos llegado nunca a nada. Butragueño, que tuvo siempre un regate corto, aunque después viéramos en una fotografía que está muy bien dotado de atributos, desde que dejó el fútbol no se ha apartado del PP para nada. Corto de discurso lingüístico fue elevado a la Dirección General de Deportes o como quieran llamarlo, y de ahí dio el salto al Real Madrid, donde no sabemos en qué ayudará al poeta Valdano, que es la antítesis de Butragueño: larga zancada que le ayuda a llegar el primero. Triunfó como entrenador en el Tenerife hundiendo al Real Madrid, y ahora triunfa en el Real Madrid hundiendo lo que encuentra a su paso. La verdad, que uno no puede comprender qué puede hacer una pareja como ésta, pero el Real Madrid a veces tiene estos desatinos, que al final tiene que arreglar Ronaldo, que es como un funcionario eficaz y el que saca a la administración adelante. Hablo de la diversidad con mi amigo Pedro, que es anarquista, y de vez en cuando desaparece de Badajoz, hasta que vuelve y te cuenta miles de aventuras. Esta vez me ha dejado con la boca abierta, porque ha estado en el convento de Tulebras, donde le han dejado una estancia con cierta aura de palomar:

--Y qué hacías allí..., le pregunté.

--He estado haciendo un estudio sobre la información, concepto y tipologías.

--Y a qué tesis has llegado.

--Pues he llegado a la tesis de la complejidad del mundo, y sobre todo de Rodrigo Rato.

Pero como bien dice en un estupendo artículo Luciano Fernández en este Periódico, para rarosrarosraros los del PP. Aplaudieron a rabiar a Rodríguez Ibarra en la inauguración del palacio de Mayoralgo. Lo quiera o no, Rodríguez Ibarra no es la diversidad, sino la excepción, y eso se lleva como se lleva un paso de Semana Santa, cuando llevas a la Virgen y pasas por delante de tu casa, llevándola.