TAtrroyo de la Luz es un pueblo de gente buena. Desde Cáceres se llega por una carretera rota, peligrosa y bella en este invierno de la desolación, cuando el campo acompaña nuestros madrugones con un verde salvaje que viste de esperanza un momento tan difícil como la carretera que transitamos. Trabajo en Arroyo desde hace más de una década y no pido traslado porque no deseo estar en otro sitio. Desde las ventanas de las clases del IES se contempla el "locus amoenus" del río Pontones y la Residencia de Mayores Divino Morales, una de los dos hogares para ancianos de la localidad.

Tiene tesoros Arroyo: la Corredera, la Plaza de la Asunción, el retablo de Luis de Morales, la dehesa, la ermita y dentro la Virgen de la Luz., protectora de todo el pueblo. Y otras riquezas: el brillo, la alegría, el espíritu acogedor de sus gentes laboriosas, simpáticas, emprendedoras y solidarias, almas jóvenes de esas niñas guapísimas que apoyadas en los radiadores en las frías mañanas, corredores helados y sonoros del viejo instituto, saludan a la profesora que a veces se lo hace pasar mal con un riente ¡buenos días!, almas jóvenes de los buenos chicos avispados o dormidos que aceptan la exigencia, los suspensos a veces, los disgustillos, almas veteranas de esos madres y padres, preocupados y ocupados por el futuro de sus hijos y almas sabias de esos ancianos que en el invierno de su vida creyeron encontrar en la Residencia de Mayores lo que ahora una conjunción arbitraria de matemáticas, injusticia, ingratitud y pérdida de valores va a arrebatarles.

Cuarenta y ocho ancianos abandonarán su hogar y serán desarraigados de sus rutinas salvadoras y seres cercanos. Veintitrés trabajadores se quedarán sin empleo, en otro momento atroz, porque los números valen más que las personas, porque cuarenta y ocho más veintitrés solo suman setenta y un almas heridas que no cuentan. La victoria de las cifras sobre los inocentes otra vez. No sé si por mera contabilidad o por codicia. Y no es demagogia ni retórica barata. Solo constatación de una nueva y humilde tragedia.