No somos una película de Almodóvar, pero bien pudiéramos serlo, por relatar con tintes surrealistas la cotidianidad de la vida diaria que no se entiende, que se sufre pero que se afronta y supera, con la misma gloria y dolor que sus personajes. Porque hoy por hoy somos vida y damos vida, porque a pesar de no ser considerados, siempre hemos convertido ese dolor en virtud, superándonos, pero también superándolos, dando a nuestros alumnos y a sus familias la organización, la tranquilidad, el calor, la seguridad e incluso el cariño de la que adolecen las disposiciones ajenas y alejadas a la realidad, sin corazón, sin calor, y con la frialdad de un papel mojado con las que nuestros generales mandan a sus capitanes y soldados a una batalla sin medios y sin miedo, pues no son ellos quienes bajan al campo de batalla.

Pero hoy toca “Gloria” con mayúsculas, para todos mis compañeros y compañeras que más allá de lo que se le exige a cualquier otro trabajador o funcionario, tras mampara, trabajo telemático, distancias, geles y citas previas, han sabido con valor, mucho valor, y profesionalidad, y vocación, porque de esto se trata y de eso se valen, acoger a los hijos de aquellos que con cuidado y esmero se cuidan de cualquier contacto en su trabajo.

Hoy toca Gloria para todos esos equipos directivos que han estado trabajando sin descanso mañana tarde día y noche para planificar y adaptar sus centros a sus alumnos, procurando el mejor escenario posible en el peor escenario posible, salvando las contradicciones, las instrucciones cambiantes según “globos sonda” de nuestros políticos, o según necesidades de ellos. A todos ellos, nuestros directivos, los educativos, Gracias con mayúsculas.

Gracias y Gloria para aquellos docentes de pie de aula que vuelven a sus casas con dolor de cabeza por estar seis horas con una mascarilla que no le permite la oxigenación debida o que le obliga a respirar más dióxido de lo normal. Gloria para aquellos que cada noche deben aclarar y suavizar sus gargantas, doloridas en apenas unas semanas. Gloria porque además de garantizar la ”nueva normalidad” de sus vidas lo hacen a riesgo de sus vidas.

No es por contradecir a Napoleón Bonaparte, pero éste decía: “Si construyes un ejército de 100 leones y su líder es un perro, en cualquier batalla, los leones morirán como un perro. Pero si armas un ejército de 100 perros y su líder es un león, todos los perros lucharán como leones".

Estimado Napoleón, con todos mis respetos, somos leones liderados por perros, pero estos leones mueren con la Gloria de luchar como leones y con el dolor de ganar batallas para que las medallas se las cuelgue algún perro.

Gloria y dolor.