Escritor

Dolor por los militares muertos en el accidente de Turquía que nos llena de impotencia y de rabia. Quien escribe, no es partidario de ninguna guerra, y se consuela que estos hombres además regresaban de un país infectado por el odio y la destrucción. Y uno se pregunta. ¿Por qué no se mandó un avión de Iberia? En los últimos dos años han caído a tierra varios Tupolev, pero ser militar no lleva en el sueldo tener que morir, o tener más papeletas que los demás a la hora de la muerte. Quiero decirles que tengo la sensación de que soy culpable de esa tragedia, que de haber yo sabido que les iban a alquilar un avión a Ucrania hubiera hecho lo indecible por avisar. Yo estoy en todo, y estas muertes, donde además hay dos extremeños, me llenan de dolor y de rabia. La función de un militar es la misma que la mía, que soy funcionario, porque ellos también lo son, pero con un índice de disciplina mayor. No me hago a la idea de verlos subir a ese sarcófago que es un avión Tupolev, donde no funciona nada, no porque tengan defectos de fabricación, sino porque de la antigua Unión Soviética no se puede esperar nada bueno.

Yo espero que suenen todos los timbres de alarma, y se impongan varios días de luto nacional, por lo menos de luto extremeño por esos dos queridos militares muertos y por todos. Además me parece que la noticia ha sido recibida con cierta laxitud, como si el hecho de ser militar, la muerte te ronde por todas partes. A mí me parece una locura la guerra de Afganistán, porque todas las guerras tienen unos principios, pero los finales son imprevisibles.

Y para terminar, si yo fuera ministro de Defensa, sería ahora cuando me saldría todo el ardor guerrero, y no cuando la isla de Perejil. Repito me ha llenado de dolor esta muerte, y de rabia, lo repito, porque no es de recibo. Así no se matan militares. ¡Viva el Ejército español de hoy!