Dejaste de vivir, en un momento, para tan solo dejarte llevar, el día en que exia entró en tu vida, Dejaste que lo hiciera, que te consumiera, porque ya tan solo tenías un cuerpo, eras un cuerpo, queriendo no ser, queriendo borrar todas sus formas, cerrando la boca, y te volviste un no, te perdías en ti, al mismo tiempo que luchabas por ser, por afirmarte, en querer ser diferente de quien te enseñó a no ser amada, a no amar. Y te volviste adicta a no abrir la boca, adicta al no soy, ni seré, solo seré si no abro la boca. Gracias mi amor, gracias a ti, gracias por recordarme que no sé cómo se ama, por amarme solo tú, porque solo tú sabes hacerlo, por hacer que exia, que estaba dormida, se agitase de nuevo. Gracias por ser el punto de inflexión, ya a mis años, que me ha hecho aprender a no querer amores que duelan. Ahora y con exia siempre en guardia, empezaré mi historia de amor, una historia jamás contada, la que más cuesta y duele. Sí, mi amor tóxico, sí, esa historia de amor no eres tu... Esa es solo la historia de amor de alguien a quien no quisieron, ni aprendió a ser querida ni sabía querer. Hasta que un amor le dolió de tal manera que entendió que a sus años, ella todavía puede aprender a quererse, esa será su verdadera historia de amor Ahora, mi vida, mi horma de zapato, ahora, coge tu copa, tus tragos, tu mal querer, tus miserias y tus penas y sal por la puerta, no te molestes en cerrarla, eso es algo que solo puedo hacer yo.