TNtos llega desde el Valle del Jerte, la noticia de la apertura del Museo Sayans. Han pasado diez años, cuando don Marceliano Sayans , manifestara su voluntad de dejar como legado a la Ciudad de Plasencia, todos sus libros, sus colecciones- lo que le valió, entre otros méritos, ganarse el título de Hijo adoptivo de Plasencia , dar nombre a una plaza y ver su busto presidiéndola. Pero en esta década ha habido muchos desencuentros que al fin y a la postre no fueron propicios para Plasencia y el museo se abre donde libre y voluntariamente don Marceliano pasó los últimos años de su vida, en su villa , Villa Solo .

Con don Marceliano, se cierra la lista de hombres cultos , a la usanza de los siglos XIX y XX. No siendo yo la persona más indicada para hacer un elogio de don Marceliano, sin embargo me atrevo a escribir este artículo en testimonio de una amistad larga, desde mi infancia, entrando con pantalón corto, en el Santa Santorum de su estudio a curiosear libros, hasta el devenir de la madurez, compartiendo Congresos de Estudios Extremeños, o al calor de su estufa en tardes invernales en Villa Solo.

Por eso y por sus consejos médicos en los primeros y difíciles años de existencia de mi hija Ana , debido a su lesión cerebral y por la vecindad, compartiendo medianera en la avenida del Generalísimo, hoy Juan Carlos I, y porque todo hombre tiene una fibra cercana,- es por lo que he querido aportar mi pequeño grano de arena a recordar a don Marceliano, con la excusa de la apertura de su museo. Sobre su obra investigadora y vida dedicada a la medicina, está todo por decir, y es una deuda que nuestra ciudad tiene con don Marceliano Sayans, que el tiempo deberá ir restituyendo. Recientemente inaugurada en Plasencia la exposición Plasencia Contemporánea 1810-1930 , se me antoja que debería ser el inicio de una actividad a continuar, con nuevas ediciones que fueran acercándonos personas que como el doctor Sayans dieron vida a estos años tan lejanos para las nuevas generaciones.

Nos quedamos hoy con el museo de Casas del Castañar, con la plaza y el busto de don Marceliano Sayans y su título de Hijo adoptivo de Plasencia para conocimiento de los placentinos del siglo XXI que no tuvieron el honor y la satisfacción de tratarlo, como lo tuve yo.