Escritor

Doña Obdulia se nos queja de la mala suerte que es ser de Puerto Hurraco por la fama que tiene, y yo la verdad no estoy muy de acuerdo en esto, porque gracias a los hermanitos Izquierdos, Puerto Hurraco ha saltado como una sardina fresca entre las noticias más destacadas de los últimos tiempos, y creo yo que no hay que hacerse sangre por esto, sino todo lo contrario. Madrid salta todos los días por algún asesinato, y ahí está doña Ana Botella tan alegre del brazo de su chulapón cantando Ay, Alberto de mi vida, dándose días de hasta cuatro asesinatos. Bush se ha hecho célebre por la cantidad de electrocutados que ha chamuscado, y ahí está aserejé Aznar corriendo detrás de él como un monaguillo rijoso.

Yo, la verdad, doña Obdulia no sé por qué se resiente usted tanto. Pienso yo, que más que los enfrentamientos que hayan podido subyacer en ese pintoresco lugar, lo que de verdad jode es lo de Hurraco. Ese nombrecito es el que molesta más por su propia pintura contemporánea, que porque se hayan enfrentado dos familias cosa que en Badajoz en el año 36 se saldó con miles de asesinatos, que lejos de crear un pesar a muchos, los mantiene hoy en sus trece. En cambio Hurraco, es lo que fastidia, porque el urraco como tal no existe. Existe la urraca, que es un ave de rapiña con muy mala imagen y peores hechos. Pero hurraco no hay, salvo que nos lo inventemos, como ha pasado con el pueblo de doña Obdulia. Por lo demás se me ocurre que sabiendo como sabemos que no hay mal que por bien no venga, a los hechos de ese hermoso pueblo, los podría teatralizar Copete todos los años coincidiendo con la efemérides y hacer una gran representación, que tendría la misma repercusión que el Alcalde de Zalamea, solo que aquí en lugar de Felipe II aparecería Rodríguez Ibarra, con lo que inmortalizaríamos definitivamente a este gran hombre, llamando a la paz de los vecinos, con el PER y en lugar de la horca para el capitán asesino y las palabrejas del honor patrimonio del alma, recomendar a esta familia un buen psiquiatra.

Creo que doña Obdulia, de esta forma saldría de sus dolores.