Finalmente el Gobierno norteamericano ha tenido que salir al rescate de las dos sociedades megahipotecarias, Fannie Mae y Freddie Mac. No haberlo hecho hubiese supuesto el colapso del mercado hipotecario norteamericano y la destrucción de una buena parte de las reservas de los bancos centrales chino, japonés, kuwaití, principales tenedores de bonos de estas entidades, junto a un sinfín de entidades financieras medianas.

El Tesoro norteamericano inyectará hasta 200.000 millones de dólares en un plan diseñado por uno de los principales bancos de inversión norteamericanos (algo así como el lobo vigilando las ovejas) cuya principal característica es su gradualidad, es decir, no se aplicarán de golpe sino según sea necesario, hasta diciembre del 2009. El resto de bancos del sistema mayorista hipotecario americano también pueden disponer de dinero si lo necesitan. 200.000 millones de dólares... o más. El mercado no se ha colapsado, es cierto, pero se da rienda suelta a la especulación más salvaje pues todo el mundo conoce las cartas del contrario y, además, el dinero sigue siendo endemoniadamente barato en Estados Unidos.

ESTE NO ES, ni mucho menos, el último percance de esta crisis financiera global que llegó hace más de un año. Durará mucho tiempo. De momento es bastante relevante por el significado y tamaño de las entidades afectadas y por la constatación del giro socializante del Gobierno norteamericano. Las ganancias fueron para unos pocos pero las pérdidas se reparten amablemente entre los sufridos contribuyentes, que recibieron en el segundo trimestre del año unos 150.000 millones vía cheque fiscal para consumir más y ahora ven cómo se esfuman del sistema 200.000 millones. ¿Dónde están ahora los neocon americanos? ¿No había que dejar caer las empresas no eficientes para que el sistema se sanease? Cuando el que cae es tan grande no hay liberal al que no le tiemble el pulso. Y esta decisión, absolutamente amoral bajo la perspectiva de la libertad del mercado, es necesaria para que el sistema no se colapse. Para compensar, como hacen los malos árbitros, se espera la inminente caída de uno o dos grandes bancos.

Estamos donde estamos por la habilidad de unas entidades, y unas personas, para aprovechar un prolongado entorno de bajos tipos de interés y ganar mucho, mucho dinero. A cambio han puesto en riesgo prácticamente todo el sistema financiero mundial. Cierto es que lo primero es la estabilidad, que el mundo no entre en una depresión como la de 1929. Pero ¿nadie va a pedir cuentas a los responsables de este caos? De momento los accionistas de las entidades intervenidas han perdido todo lo que tenían en ellas. Pero ¿y los directivos? ¿Y los reguladores que no supieron o no quisieron frenar el deterioro del sistema? Si no ocurre nada, si solo pierden su empleo (cosa que ni siquiera les ha ocurrido a los reguladores) el daño moral será terrible.

Esta intervención junto a la evolución de la economía real harán que el dólar retome su tendencia bajista, salvo que se le siga manteniendo artificialmente por los principales tenedores de dólares (China, por ejemplo). Y si el dólar cae, el petróleo sube. Así, este espejismo de casi dos meses de petróleo a la baja puede que se desvanezca en cuestión de días y volvamos a donde estábamos, porque en lo fundamental nada ha cambiado.

El PIB norteamericano subió en el segundo trimestre un 3,3%, es cierto. Pero no lo es menos que fue entonces cuando se usó el cheque fiscal, bajaron las exportaciones, se incrementaron los estocs y, además, hay serias dudas de cómo está calculado el deflactor (deducir la inflación del dato de crecimiento) del PIB, tremendamente bajo si lo comparamos con el IPC. Es decir, que la realidad está peor de lo que dicen las estadísticas, como apuntan indicadores más pegados a la realidad (paro, actividad industrial, pedidos o confianza). Si hay maquillaje no puede durar mucho, las elecciones ya están a la vuelta de la esquina.

En esa perspectiva no es de extrañar una recesión en Estados Unidos con forma de W (caída-aparente recuperación-recaída), recesión compleja y muy dañina. En España confiemos que sea en V para el conjunto (caída profunda pero recuperación rápida) aunque en la construcción me temo que tendrá forma de U (con un valle largo). El descalabro de las ventas de coches (de momento -20% acumulado, y bajando) tiene como único consuelo que, quizás, 2009 no puede ser tan malo como 2008. El problema de la construcción es que se ha edificado a un ritmo muy superior al que dicta la lógica y el sector tendrá que reestructurarse profundamente.

Aún nos quedan por ver otros percances importantes en la economía de EEUU y es de esperar que venga la gran purga, ya sin los miramientos de una Administración que en lo económico también lo ha hecho fatal. Bush júnior lleva camino de pasar a la historia no solo por la segunda guerra de Irak, sino también por haber consentido el auténtico fiasco del sistema financiero mundial. De momento, la economía mundial se va deteriorando un poco más cada día.

*Consultor. Socio de Europraxis