El profesor de Etica de Salamanca Isidro Catela analiza en El Mundo la difusión de imágenes del horror de la guerra en Irak y lo comprende: "El reconocimiento de esa ventana indiscreta que todos llevamos en la entraña no supone claudicar ante el instinto ni tener que potenciar por sistema aquello que, lejos de hacernos más humanos, nos hunde en las peores de nuestras miserias". Sentada la tesis, viene su aplicación: "La guerra audiovisual es el paradigma más diáfano de esta sociedad bulímica que nos ha tocado en suerte. Padecemos la ingestión masiva de estímulos informativos que se producen para crear la demanda y propiciar su consumo, en una cadena interminable que suele acabar en vomitona".

Tras el diagnóstico moral de quienes sólo ven la guerra, viene el tratamiento que proponen muchos diplomáticos, como José María Ridao en El País: "Si de verdad se quiere una reforma de la ONU y no un orden institucional de nueva planta, habría que elaborarla como se elaboran las reformas: tomando como base datos contrastados y no, según parecen defender los analistas que más han apoyado estos días la intervención anglonorteamericana contra Irak, especulaciones acerca de la sociedad internacional del futuro". Por si a alguien se le olvida qué nos preocupaba hace poco, Ridao concreta que pasamos de "considerar que el principal problema del siglo XXI sería la inmigración a sostener que, antes por el contrario, ese dudoso honor le cabrá al terrorismo a gran escala. ¿Se puede estar seguro de que no habrá un tercer cambio de criterio?"