TDte manera coincidente, el PSOE, partido gobernante, se ha visto privado de dos Rosas incómodas: Rosa Díez , de un lado, y Rosa Regàs de otra parte. La primera, venía ejercitando una oposición desde dentro persistente, sin tregua, ciertamente incómoda para los dirigentes socialistas, Zapatero en particular, a quien ha venido lacerando sin piedad por razón de su política antiterrorista. Rosa Díez, junto con algunos otros integrantes del movimiento Basta Ya, y con algunos intelectuales, de los que el más destacado es el filósofo Fernando Savater , han discrepado profundamente de esas actitudes negociadoras o dialogantes del Gobierno con la banda terrorista y sus socios de Batasuna, y no han ahorrado descalificaciones permanentes hacia el PSOE gobernante. Y las reacciones, una vez conocida la noticia de su marcha, no se han hecho esperar en la cúpula socialista: Hay profunda alegría y satisfacción, dicen, porque Rosa se integre en la fuerza política que le resulte más afín, el PP. Con lo cual, desde el PSOE se lanza ya un venablo hacia la nueva formación de Savater-Basta Ya, identificados con el PP. ¿A quién pudiera perjudicar esta nueva formación? Sus promotores aspiran a que reste votos al PSOE, pero no es seguro que suceda tal cosa. Es cierto que hay socialistas disconformes con la política de su propio partido. Pero también pudieran sumársele votantes habituales del PP. En todo caso, no parece que la nueva formación preocupe a ninguna de las dos grandes formaciones.

En cuanto a Rosa Regàs, intelectual catalana fichada por Zapatero para dirigir la Biblioteca Nacional, parece que se ha demostrado un notable error, denunciado sistemáticamente por los medios informativos, tal y como le sucedió a las ya relevadas titulares de Vivienda o de Cultura. El artículo de Regás celebrando un presunto descenso en el número de lectores de diarios, o el robo de códices en la Biblioteca Nacional --finalmente, parece ya identificado el autor de la sustracción, un investigador apadrinado por un embajador-- así como algunas declaraciones intempestivas de la directora, fueron, con su actuación manifiestamente mejorable, las razones últimas para un cese --dimisión, ha dicho ella-- perfectamente explicable y hasta recomendable.

De golpe y coincidentemente, el PSOE se ha visto liberado de las espinas incómodas de dos Rosas con poder y sueldo oficial.