Uno está en la cárcel. Otro pasó por ella y sigue encerrado en esa isla que dos hermanos han convertido en prisión. Ambos viven oprimidos, privados de libertad. Uno, en China. Otro, en Cuba. Países, ambos, en los que rige, todavía, un régimen, el comunista, que se exhibe al mundo aplastando derechos individuales, amputando libertades, machacando a los que osan pensar distinto y manifestarlo.

Uno ha recibido el Nobel. Otro, el Sajarov. A ninguno de los dos les permitirán, casi con toda seguridad, recoger sus premios. No los dejarán no porque hayan cometido algún delito, no, simplemente continuarán castigándolos por ser unos luchadores incansables por la libertad, los derechos humanos y la democracia.

Son el chino Liu Xiaobo y el cubano Guillermo Fariñas. Dos figuras que nos recuerdan las trágicas realidades que, aún hoy, oscurecen distintos rincones del planeta, mientras aquí andamos a la gresca y mirando, más de una vez, hacia otro lado. Dos seres humanos cuyo ejemplo merece ser dado a conocer. Dos hombres honrados, fuertes, justos y libres. Dos Davides de esos que, con humildes hondas, son capaces de tumbar a gigantes y colosos.

Antonio Galván González **

Calzadilla de los Barros