WLwa información con la que se abre el periódico de hoy es inquietante: que en Extremadura hacerse con una dosis de heroína, cocaína, hachís o cualquier otra droga no sea ya cuestión de dinero es para preocupar. Los datos de que los precios de las drogas sean similares a los de un combinado en un bar o la mitad de la entrada a una sesión de cine proceden de la propia policía y, por lo tanto, hay que darlos por buenos. Y es que desde un tiempo para acá todas las informaciones en torno al consumo de drogas en Extremadura van en la misma dirección: se trata de un sector desgraciadamente en alza. Así, la última Encuesta Escolar sobre drogas de la que ya se informó el pasado mes de noviembre recogía datos reveladores: que los escolares de la región consideraban "muy fácil" proveerse de drogas; que hay alrededor de 3.000 que son consumidores habituales de cocaína; y que los consumidores eran, porcentualmente, más en Extremadura que en el conjunto nacional. Ahora, los bajos precios son otra voz de alarma sobre lo fácil que puede ser el consumo. Por eso, todas las campañas de información sobre el espejismo de las drogas son pocas. Sin olvidar que la más eficaz es la que se lleva a cabo en el seno de las familias, que no deben esperar a que el Estado les haga el trabajo.