Tras el atentado frustrado en la comisaría de los Mossos d’Esquadra de Cornellá, cada vez aparece más diáfano el momento de desesperación interno que vivía el agresor y las motivaciones que le llevaron a buscar una muerte que él consideraba religiosamente digna. Y también empiezan a conocerse las circunstancias en las que se produjo el ataque y fue abatido. Los Mossos, que siguen investigando los hechos como un atentado terrorista, han ofrecido hasta ahora una explicación compatible con la nota que el joven argelino dejó por escrito y el SMS de despedida a su mujer. Para la policía catalana, las intenciones del agresor solo podían interpretarse como un intento de acabar con la vida de una mossa, que advirtió de que esa era su voluntad. La propia agente hizo un impactante relato de lo sucedido ante la jueza. Sin embargo, la familia del joven abatido entiende que la actuación policial fue «negligente», al considerar que el ataque fue respondido de forma desproporcionada y que la muerte podría haberse evitado. Tampoco faltan opiniones de quienes sostienen que en Cornellá pudo haber disfunciones en el protocolo de seguridad y quienes defienden que los agentes deberían llevar pistolas eléctricas o efectuar solo disparos a zonas no vitales. Ha de ser la investigación abierta la que esclarezca las dudas, con absoluta transparencia como única línea de actuación y sin temor a las conclusiones.