La elección de Beatriz Maesso para regir el destino de la radio y televisión autonómicas se ha enmarañado mucho más de lo necesario. Los extremeños están suficientemente ilustrados sobre las circunstancias en que ha tenido lugar. Pero eso ya pasó. Ahora lo que cabe es desear a los nuevos responsables de esta institución que tengan éxito en su trabajo y exigirles lo que de ella espera una sociedad democrática: espíritu de servicio público y pluralismo informativo para que en en los dos medios se refleje, con la mayor exactitud posible, la realidad de Extremadura.

De las primeras declaraciones de Maesso cabe decir que ha tenido la inteligencia de pasar de largo de las críticas que el PSOE ha hecho sobre su cercanía a la denominada "caverna mediática", y se ha limitado a insistir que a lo largo de su ejercicio profesional ha trabajado para empresas de distinto sesgo ideológico, como así se aprecia del currículum difundido por la Junta tras su elección.

Sería un error, y una injusticia, que a estas alturas de la democracia en nuestro país se exigiera una especie de 'pureza de sangre' para desempeñar un cargo, por mucho que este haya sido apoyado por una opción política. Maesso es a partir de ahora la responsable de la Cexma. Nada más y nada menos. De los partidos y de los medios de comunicación habrá que esperar que estén vigilantes para que cumpla su cometido de acuerdo a la ley y a los principios que inspiran la empresa que le paga. Pero no procede someterla, de inicio, a un juicio de intenciones.