L a Comisión Europea informó ayer de los proyectos transnacionales de ferrocarril de mercancías que considera prioritarios y, por eso, subvencionables con fondos comunitarios. No se trata de un documento definitivo, puesto que a partir de ahora se abre un plazo para introducir cambios entre los Estados y la Comisión, pero como quiera que el documento difundido parte de los planes propuestos por cada país comunitario cabe pensar que, de haber cambios, serán de matiz.

En Extremadura se había generado una enorme expectación debido a que nuestros intereses corrían paralelos al denominado Eje-16, cuyo trazado conectaba el puerto portugués de Sines con Badajoz y Puertollano, para subir hacia Madrid, y de ahí a Zaragoza y a Francia por Canfranc. Lo ocurrido ayer fue que la Comisión desterró el trazado extremeño del Eje-16 y la conexión de Francia con Canfranc, pero al mismo tiempo mantuvo la conexión Portugal con Madrid por Extremadura aprovechando el trazado del AVE. La Junta criticó con dureza la desaparición del Eje-16 y no valoró que se le había sustituido por el trazado del tren de alta velocidad. Sin embargo, este proyecto, denominado en su totalidad Atlántico-Mediterráneo, está considerado por Europa con el mismo carácter prioritario que el Eje Mediterráneo, tiene que estar concluido en el 2020, y cuya inversión supera los 6.000 millones de euros, de los cuales alrededor de 3.000 corresponden al trazado entre Badajoz y Madrid.

El proyecto que afecta a Extremadura, y que está incluido en el eje número 7 entre Lisboa y Estrasburgo (el Mediterráneo es el número 3 de los 10 aprobados como prioritarios por la Comisión) posiblemente no hubiera generado polémica si el documento oficial hubiera incluido el nombre de alguna de las ciudades extremeñas afectadas por el mismo. No lo hizo, si bien esa ausencia no atañe únicamente al corredor número 7, sino también al del Mediterráneo que, por ejemplo, despacha la conexión entra Andalucía y Cataluña citando únicamente a Algeciras, Madrid y Tarragona, como si no existiera ninguna ciudad de Castilla-La Mancha o de Aragón, comunidades por las que transcurre. El eje número 7, el que interesa a Extremadura, está integrado por tres trayectos: uno interior portugués, el de Lisboa, Aveiro y Oporto; otro que enlaza Aveiro con Valladolid para salir por Irún hacia París y Estrasburgo; y otro, Sines-Lisboa-Madrid que incluye a Extremadura, puesto que no existe otro corredor posible, y que permite enlazar con Europa por el este (Perpiñán) o el norte (Irún).

La decisión de Bruselas ha salvado lo esencial: que nuestra región cuente con una línea de mercancías por ferrocarril que une el importante puerto de Sines con Extremadura, Madrid y Europa. Y que lo haga, además, incorporando a la misma ciudades como Cáceres y Plasencia, no incluidas en el Eje-16. Otra cosa distinta es que la red aprobada ayer por Bruselas es tan amplia que hace que la importancia que un día tuvo el Eje-16, que era el único considerado prioritario por la UE cuando se aprobó en el 2004, haya quedado diluida por la existencia del resto de ejes.