Es un clásico: el maestro explica a sus alumnos la diferencia entre animales vertebrados y animales invertebrados. Los invertebrados --dice el maestro-- carecen de columna vertebral y de esqueleto interno articulado. Los vertebrados, por contra, tienen un esqueleto interno articulado, que actúa como soporte del cuerpo y permite su movimiento. Tienen las siguientes características: columna vertebral, formada por una serie de piezas articuladas o vértebras, que permiten algunos movimientos y les dan cierta flexibilidad.

Qué magnífica definición de la realidad de nuestro sistema educativo y del ilusorio sistema que nuestros políticos nos pretenden hacer creer que tenemos.

Ilusión: Un sistema educativo común, con una legislación común, donde todos los alumnos tengan las mismas oportunidades, parejos resultados, parejos problemas, mismos docentes con mismas retribuciones, derechos, deberes-, metafóricamente hablando, un animal vertebrado con columna vertebral (el Ministerio de Educación) con una serie de piezas articuladas que permiten algunos movimientos y les dan cierta flexibilidad (lo que deberían ser las competencias educativas de cada comunidad autónoma).

Realidad: Un sistema educativo cuya columna vertebral empieza en Ceuta y acaba en Melilla, con diecisiete animales invertebrados alrededor con leyes propias, resultados propios, currículos propios, exámenes propios, fracasos donde otros triunfan y viceversa, docentes distintos con requisitos distintos y acceso distinto, hasta hay alguna comunidad que intenta ser prototipo de animal invertebrado pues tienen una protección externa, tipo escarabajo, e intentan blindar a sus interinos, funcionarios, alumnos y modelo educativo propio, aquellas cuya armadura son los requisitos específicos y autóctonos que impiden la entrada de los animales vertebrados.

La pena es cuando algunos creemos que existe esa columna vertebral y al mirar alrededor nos encontramos con la triste sorpresa de haber pasado de vertebrado a invertebrado no por uno mismo sino porque todos los demás ya habían mutado.

Alguno estará pensando en cómo pasar del pulpo sin protección que somos ahora mismo al escarabajo con armadura del vecino, otro error aunque comprensible, lo que realmente debiéramos pensar es exigir al ministerio la vertebración de nuestro sistema educativo, con cierta flexibilidad en sus piezas articuladas, que son las autonomías.