Comprendo lo difícil que es la educación y hago mío el comentario de Enmanuel Kant: "Tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él". La pregunta de muchos padres y educadores hoy es: ¿Cómo educar a los hijos? Ante la incertidumbre de tantos educadores y padres, he reconocido el gran acierto de la Dirección General de la Policía de Seattle (Washington) cuando publicó un decálogo sugerente: "Para fabricar en casa un delincuente cumpla estos diez puntos. Primero, dadle desde la infancia cuanto desee; así crecerá convencido de que el mundo entero le debe todo. Segundo, reíd si dice tonterías; así creerá que es muy gracioso. Tercero, no le deis ninguna formación espiritual. Ya la escogerá él cuando sea mayor. Cuarto, nunca le digáis: Esto está mal . Podría adquirir complejos de culpabilidad. Quinto, recoged todo lo que él tire por el suelo; así creerá que los demás están a su servicio. Sexto, dejadle leer todo. Limpiad con detergente, que desinfecta, la vajilla en la que come, pero dejad que su espíritu se recree con cualquier torpeza. Séptimo, discutid siempre delante de él; así irá acostumbrándose y cuando la familia esté ya destrozada no se dará cuenta. Octavo, dadle todo el dinero que quiera; no sea que sospeche que para disponer de él se debe trabajar. Noveno, que todos sus deseos estén satisfechos: comer, beber, divertirse...; de otro modo resultará un frustrado. Décimo, dadle siempre la razón, son los profesores, la gente, la ley... quienes la tienen tomada con el pobre muchacho. Y cuando vuestro hijo sea ya un desastre, proclamad que nunca pudisteis hacer nada de él". ¡Sí, personalmente pienso que la educación de los niños es una tarea difícil y requiere un lento aprendizaje, comprendiendo que "a los niños antes de enseñarles a leer, hay que enseñarles a aprender lo que es el amor y la verdad" (Gandhi).

Francisco Baena **

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