Algunos, aunque no sé quiénes son pues el llamado Movimiento 15-M es bastante indefinido, creen que poseen el monopolio de la indignación ciudadana. Este movimiento que pareció tener buenos principios, para mí, se está diluyendo en manifestaciones incongruentes- Yo me considero un hombre indignado porque pocos son los que defienden lo público a todo trance, que en esto sí que merece la pena indignarse. Tal y como está en estos momentos los servicios públicos esenciales, bien mereciera una manifestación multitudinaria. Y, sin embargo, no es así. El último ejemplo de esa indiferencia lo tenemos con el poco eco que tuvo en la prensa la que convocó CASmadrid.org, Coordinadora Anti-Privatización de la Sanidad Pública de Madrid y Soy Pública. Se llevó a cabo el pasado día 28 de junio, en defensa de lo público y contra la privatización de la educación y la sanidad.

Además, los del 15-M también debieran indignarse para exigir la separación Iglesia-Estado, y consiguientemente la erradicación de las religiones de la enseñanza... La escuela tiene como misión enseñar a los niños a pensar, a argüir, a razonar, hacer espíritus críticos..., todo eso es incongruente con el dogmatismo religioso. Me resisto a aceptar que un grupo de indignados declaren culpable al Ministerio de Educación por "alienar nuestro pensamiento crítico, por prolongar la vida de este sistema social, por imponernos una forma de vida coartando cualquier otra idea, por hacernos creer que somos un rebaño". ¿Qué es esto, anarquismo, anti sistema-? Para mí agua de borrajas, pérdida de energía que no conduce a nada-

Antonio Sánchez-Marín Enciso **

El Molar (Madrid)