TEtn julio de 2008 visité Egipto. La crisis aguardaba a la vuelta de la esquina pero por entonces era la belle époque del give me two y las hordas turísticas de españolitos felices. Recorríamos el fascinante escaparate del país milenario, contradictorio, hermoso hasta hacer daño, a la par hospitalario y herido pero su alma mágica permanecía vedada al visitante. Sonriente y envuelto en lágrimas como sus mujeres en túnicas y velos, la arena abrasadora ha preservado para la posteridad la gloria del Alto y Bajo Imperio, la historia de Osiris, la traición de Seth, el sueño de la dulce Hatsetsup, que gobernó como un hombre y toda una civilización cuyo objetivo esencial fue siempre la vida eterna. Navegamos hasta Assuan y bajo el astro dios, rey de lo contemplado, vimos Karnak, el Valle de los Reyes, los colosos de Mennón, los templos de Edfu, Kombombo, Filae, salvado de las aguas por la ingeniería moderna y Abu Simbel, casi en Sudán, donde Ramsés II excavó en la roca dos santuarios cuya belleza no se puede describir. Antes, Luxor y su noche en calesa: colorido, pobreza, sudor y fe. Miseria, gallinas, cabras, mujeres de negro, hombres desocupados en los cafés, ruido, gente, niños descalzos, fruta, suciedad, arco iris de olores del orín a las especias, hacinamiento, belleza, náusea y sensación agridulce de irrumpir sin permiso en sus vidas con nuestros brazos desnudos y nuestro pelo suelto. Al fin el Cairo de luces y sombras, casada con el Nilo, agitada y populosa, debatiéndose entre Oriente y Occidente. Ciudad hospitalaria, comerciante y orgullosa donde hoy veo surgir de las piedras ratas sanguinarias, apaleando a los pacíficos y escucho las crónicas de los corresponsales literalmente horrorizados por lo que ven. Con auténtico pánico describen la violencia de los sicarios del déspota que actúan con total impunidad cargados de odio, fanatismo, intolerancia y crueldad ¿Ahogarán la llama de la libertad? ¿Si triunfa el sueño alegre de la juventud será luego segado por el integrismo? Mientras, Occidente, impotente, contempla el polvorín.