TEtl primer ministro francés, Dominique de Villepin , ha presentado un proyecto de ley de inmigración, que parece que va a endurecer las posibilidades de que lleguen nuevos inmigrantes a Francia. Villepin no se ha andado por las ramas y ha dejado claro qué tipo de inmigrantes necesita Francia: los que puedan desempeñar trabajos determinados para los que hay demanda. La verdad es que, así planteado, parece un tanto brutal, pero uno de los problemas que empiezan a tener todos los países de la Unión es el de miles de inmigrantes ilegales que terminan malviviendo en el extrarradio de las grandes ciudades.

Pero quizá de la nueva ley francesa lo que más llama la atención es que los inmigrantes van a tener que firmar un Contrato de Acogida e Integración, que es una exigencia añadida con la que deben de comprometerse a respetar las leyes franceses, aprender la lengua y aceptar la igualdad entre hombres y mujeres, entre otras cosas. Se podría decir que es innecesario este contrato puesto que cuando alguien va a otro país tiene que aceptar su legislación, pero en la realidad no es así. En los últimos años, el afán de lo políticamente correcto ha llevado a los responsables gubernamentales europeos a hacer la vista gorda ante situaciones que tienen a las mujeres como víctimas. Por aquello de respetar las diferencias culturales se viene tolerando la poligamia, porque hay muchos inmigrantes musulmanes que tienen más de una mujer. Como es una evidencia que en esta Europa de las libertades hay niñas que son entregadas en matrimonio sin su consentimiento. Como es igualmente evidente que se practica clandestinamente la ablación. Como es igualmente evidente que hay niñas que no hacen gimnasia en los colegios o no van de excursión porque se lo prohíben sus padres.

Y todo eso se viene tolerando en nombre del respeto a la diferencia cultural, pero lo que realmente se está perpetrando es una herida a la libertad de todos y la libertad e igualdad de las mujeres, conseguida en el último siglo con tanto sufrimiento. En la causa de la igualdad entre hombres y mujeres a las mujeres no nos han regalado nada, lo hemos conseguido día a día, año a año, dejándonos muchos jirones en el camino para que ahora en nombre de la diferencia contemplemos como nuestra sociedad se impregna de costumbres que atentan a esos principios de igualdad y libertad.

*Periodista