Los arbitristas eran unos simpáticos personajes que en el siglo XVII regalaban peregrinos consejos a Su Majestad para solucionar los problemas del ya herido de muerte Imperio. No me importaría pecar de disparatada en el comienzo del nuevo curso cuando leo que el 34% de los jóvenes extremeños no completan ni el bachillerato ni la FP. La Enseñanza Secundaria extremeña paradójicamente líder en implantación tecnológica, con un ordenador para cada dos alumnos y un profesor por cada 10,8 estudiantes, padece una grave dolencia. Ante estos datos, aun aplaudiendo el importantísimo esfuerzo realizado, se me ocurre que abrumados por el peso de fracaso escolar hemos confundido lo urgente con lo importante y errado el camino. Y me arriesgo a ofrecer un consejo disparatado, por poco usual: actuar con sentido común. Y este dicta que nuestros profesores deben estar motivados, respetados y bien pagados. Y que se precisan instalaciones modernas y no las existentes a veces con goteras, escasez de aulas, espacios insuficientes y carpintería arcaica. Amueblamiento racional en las clases, atestadas ahora de enormes mesas para ordenadores que impiden cambiar los agrupamientos y provocan una anticuada rigidez operativa. Prioridad a las bibliotecas escolares. Y sobre todo consideración de los padres hacia la labor del profesor, sin críticas infundadas o fundadas delante de los hijos, que contribuyan a hacer perder la poca autoridad que le queda al maestro en el aula. Concienciación de que el Centro Educativo es un lugar donde el alumno viene a trabajar, no a divertirse. No es un espacio lúdico --hay otros-- aunque el juego se utilice a veces de modo pedagógico. En él el cariño, pero también el respeto, --puede que eliminando el tuteo, sí-- el estudio y la disciplina son lo primero. No es una democracia, hay unas normas y deben ser cumplidas, salvaguardando ante todo los derechos de los alumnos, los padres y también los profesores. Hasta que los padres y los niños no lo entiendan, no lo arreglarán los ordenadores ni las ingenuas arbitristas como yo.