El desplome de Astroc, la inmobiliaria que había convertido a su principal accionista en habitual del exclusivo resort de la revista Forbes , parece que anuncia algo más. Algunos expertos creen que el fuerte trueno que ha resonado en la Bolsa --estremeciendo y menguando a Colonial, Inmocaral, Sacyr, Urbis y otras empresas del sector--, anuncia un final de ciclo. Se ha construido ya lo que había que construir y más, de manera que ahora toca parar. La obra pública está muy condicionada por el calendario político y en el sector privado cada vez cuesta más encontrar compradores de pisos. En España tenemos alrededor de 900.000 casas vacías. El sueño de la hipoteca llevadera está dando paso a la pesadilla que supone la subida intermitente de los tipos de interés. El dinero es cobarde y la Bolsa refleja esa cobardía.

Es difícil establecer el impacto del caso Conthe , pero la confesión del todavía presidente de la CNMV denunciando maniobras políticas para perjudicar a E.ON en el caso de la OPA sobre Endesa merman la confianza en las instituciones que encargadas de velar por la legalidad en las actuaciones del mercado. El desplome de las constructoras en la Bolsa es una mala señal. El sector de la construcción es el motor principal de la economía española, si se gripa, las cosas se pondrán feas. También en lo político.

*Periodista