WEw l diario ´El Mundo´ ha acusado al presidente de la Junta de poner a disposición del exsecretario de Seguridad Rafael Vera, al día siguiente del atentado del 11-M, un despacho y un teléfono para que éste pudiera hacer gestiones e informar sobre detenciones de islamistas relacionadas con esa masacre. El periódico de Pedro J. Ramírez viene a decir que Vera se trasladó desde Madrid a Mérida (a 350 kilómetros de distancia) en busca de "un teléfono seguro". ´El Mundo´ ha hecho una acusación grave --la de que Rodríguez Ibarra puso recursos públicos a disposición de una persona privada para que los utilizara en beneficio de su partido--, por lo que cabe exigirle a ese diario que demuestre esa acusación ya que afecta a los extremeños y ya que, de ser cierta, estaría justificado que Ibarra dimitiera.

Pero no lo ha demostrado. ´El Mundo´ no ha aportado datos ni siquiera sobre dónde está ese despacho, no ya qué número tiene ese teléfono, por lo que se trata de una acusación que se extingue en sí misma. Y acusar sin pruebas no se compadece con el rigor que tiene que tener lo que publica un periódico. Y debería estar penado, como lógicamente clama Ibarra, que exige a la Fiscalía que investigue los teléfonos y despachos de la Junta para que compruebe si Vera utilizó esos medios.

De este episodio sale también malparado el jefe de la oposición extremeña. Carlos Floriano, sin pensarlo dos veces, se apuntó a la teoría de que ese diario llevaba razón aunque no lo justificara. Exigió a Ibarra lo que no es exigible para nadie: que demostrara su inocencia, por lo que ha perdido una buena oportunidad de mostrarse como un político capaz de distinguir la disputa partidista de la defensa de la institución.